El 'Camel Trophy' de la selección
El equipo de Clemente llega a las Feroe tras un accidentado viaje
Hasta un archipiélago perdido del Océano Atlántico, en un punto más o menos equidistante entre Islandia, Noruega y Escocia, tuvo que viajar ayer la selección española de fútbol. Hasta las Islas Feroe, un territorio de 1.398 kilómetros cuadrados, que no supera los 48.000 habitantes, que logró su autonomía de Dinamarca en 1948, con moneda, bandera e idioma propio, el feroés, y con federación de fútbol desde 1979 y adscrita a la Fifa desde 1984. Allí, en las islas de los carneros -las habitan más carneros que personas, y de ahí proviene su nombre-, el equipo de Clemente debe jugar mañana ante la selección local -un puñado de camioneros, ganaderos pescaderos que dedican sus ratos libres a jugar al fútbol- su primer partido de la fase de clasificación del Mundial 98.El de ayer de la selección fue un viaje hacia lo desconocido -muy pocos en el equipo sabían la ubicación geográfica de este pequeño conjunto de islas-.Fue un trayecto de siete horas de lo más completo, con tramos por aire, tramos por tierra y tramos por mar. España partió de Madrid a las 11.45, con 45 minutos de retraso sobre el horario previsto, en un diminuto avión (uno mayor no habría garantizado la frenada en la no demasiado larga pista de aterrizaje del aeropuerto de Vagar), y llegó a la primera isla, previa escala de tres cuartos de hora para repostar combustible en Cardiff (Reino Unido), a las 16.50 (15.50 hora local): fin del trayecto aéreo.
Autocares y barco
Un par de autocares -los jugadores y empleados federativos, en uno; los medios de comunicación, en otro- trasladaron a la expedición al puerto, donde un Jerry boat aguardaba para transportar al grupo, autobuses incluidos, hasta Streymoy, la isla mayor del archipiélago y donde se encuentra la capital, Tórshavn. Los jugadores aprovecharon el paseo en barco -no duró más de 20 minutos- para estirar las piernas y contemplar el impresionante paisaje: acantilados que quitaban la respiración, cascadas inagotables, mucho verde, pocas casas (todas unifamiliares y de los más variados colores: amarillas, verdes, rojas, blancas, negras ... ) y ningún árbol.Y por todos lados, a derecha e izquierda, carneros campando a sus anchas. Debe ser el carnero un animal venerado por estos parajes, porque cuando uno invadió la carretera que va desde donde desembarca el ferry hasta Tórshavn y fue arrollado por el autobús que llevaba a la selección, la gente del lugar (no es qué hubiera mucha, la verdad) acudió sobresaltada. Una vez se confirmó que la salvación del camero era imposible, un propio lo apuntilló. Eran las 18.45 (17.45 hora local) cuando la selección llegó a su hotel en Torshavn, que por primera vez que desde que Javier Clemente es seleccionar absoluto, no es el mismo que el de los periodistas (en Atlanta, con el equipo olímpico, ya sucedió algo parecido).
A los chicos de Clemente -de la convocatoria se cayó ayer Manjarín, que- por problemas de lumbalgia no viajó- les queda aún por conocer otra isla. El estadio. Svangaskard (8.000 espectadores) está en Toftir, en la isla de Eysturoy, aunque unida por puentes. El desplazamiento, por tanto, podrá realizarse en autocar, pero llevará una hora y media como mínimo. Como dice Kiko, esto, más que un viaje de la selección, es el Camel Trophy.
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