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Tribuna
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El escudo de Stoichkov

Estuvo Stoichkov en su papel. Marcó dos goles, recibió una tarjeta amarilla y no paró un solo instante de regalar improperios a todo el que se cruzó en su camino. Y además ' la televisión volvió a delatarle, ralentizando con regodeo sus gestos. Se le entiende todo. Tuvo el búlgaro un detalle curioso cuando logró el primer gol. Dirigiéndose al público se señaló el escudo con inusitado empeño. Una, dos, tres veces... Una nueva forma la de Stoichkov de celebrar los goles, como si dijera, "aquí mi escudo y detrás mi corazón". También la camiseta de Luis Enrique adquirió protagonismo. Se la quitó tras marcar su primer gol, y allí que acudieron sus compañeros, a demostrarle su agradecimiento y, de paso, a ocultarle para que el árbitro no le viera. Pero le vio y castigó lo que se supone una grave infracción con la amarilla.Los riesgos de la electrónica. Mal lo pasaron en la jornada los jueces de línea, que por estrenar estrenan hasta nombre: árbitros asistentes. Si ya era complicado, imposible incluso, que rozaran la perfección al levantar el tradicional banderín, más lo es que lo consigan con la nueva trampa que les han regalado, ese sensor colocado en la banderola que deben hacer funcionar cada vez que la eleven al cielo. A uno de sus liniers tuvo que llamar la atención Daudén Ibáñez en La Coruña, por culpa del poco ánimo con que apretaba el botoncito. Peor lo llevó uno de los auxiliares de Andradas en el Bernabéu, al que se le cayó el adminículo en dos ocasiones.

El doctor, a la calle. Hay que ver lo rematadamente mal que le sentó a Brito Arceo que el médico del Valladolid, Armando Barrasa de nombre, saltara al césped y, lo que es peor, le mirara. El galeno pretendía atender a uno de los suyos, que permanecía en el suelo lesionado. Pero Brito, celoso en su cometido, no le había dado al doctor el permiso para saltar al campo. Y si encima le miró... Total, tarjeta roja.

Roberto Ríos, a lo suyo. Hasta la medianoche del viernes intentó el Athletic fichar a Roberto Ríos. 650 millones puso sobre la mesa, pero Lopera dijo que nones. El caso es que ayer se enfrentaron ambos equipos, el que es, el Betis, y el que pudo ser, el Athletic. Y a Rios no le tembló el pulso, ni se equivocó de portería, a la hora de anotar el segundo gol verdiblanco.

Dos rojas en 548 partidos. Peor suerte tuvo Zubizarreta en Santander. Una suicida salida al borde del área supuso su expulsión, la segunda-desde que debutara en Primera, hace exactamente 548 partidos. Ganaba por entonces el Valencia al Racing. Pero la jugada supuso el gol del empate. Y llegó luego otro, con Zubi en el vestuario. Perdió el Valencia.

Buyo se subió al taburete. Acababa de saberse la noticia de que el Real Madrid había fichado al portero alemán lIgner. Y como el problema es que a Capello le gustan los guardametas altos, y Buyo sólo llega a 1,79, pues en la comida que celebró la plantilla en La Coruña decidió subirse a un taburete y preguntarle desde allí a Lorenzo Sanz si con esa altura le serviría a Capello. Sólo obtuvo una sonrisa.

Homenaje a Cedrún. Debería conocer Capello a Andoni Cedrún, que no tiene los mismos problemas que su colega Buyo. Mide el vasco 1,98 metros, lo que le convierte en el futbolista más alto del campeonato. Ayer acudió con el Logroñés a Zaragoza. No jugó, pero el público presente en La Romareda le mostró su agradecimiento por los doce años que se pasó allí.

Lesiones para la selección. La jornada dejó dos lesionados que pueden afectar a la convocatoria de la selección española que hoy viaja a las Islas Feroe, Caminero y Manjarín. El rojiblanco siente "un dolor agudo en el adductor del muslo izquierdo", y el deportivista, que ya no jugó el sábado ante el Madrid, una lumbalgia. Ambos deberán ser examinados hoy por los médicos de la selección, que serán los que decidirán si son baja a o no.

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