Tren para el avance hacia el futuro
Clinton el deseado, el televisado, el ausente más presente de la convención: los asesores de imagen del presidente -criticados por la vieja guardia demócrata, pero que están demostrando que saben su oficio- recogen ya los frutos de la estrategia ferroviaria. Además de dosificar los mensajes políticos y combinarlos con las emociones que surgen de la convención para ocupar la información de cada jornada, la Casa Blanca consigue que el Expreso del Siglo XXI ofrezca la imagen de avance hacia el futuro desde las mejores tradiciones de moderación y a través de la América rural, un mensaje que perjudica a Bob Dole.El tren -sustituido anoche por el helicóptero para llegar a Chicago- se ha convertido en un anuncio de televisión rodante que evoca las victoriosas escenas de Harry Truman e incluso de Ronald Reagan, un modelo para la reelección de Clinton. En esta puesta en escena ejemplar no se descuida un detalle: Clinton se limitó anoche a enviar un saludo a la convención, que formalmente aprobaba su designación, y reservó su presencia física en el United Center hasta el momento de la apoteosis final de esta noche, con el discurso, la gran despedida y la suelta de 150.000 globos de colores azul, blanco y rojo sobre los enfervorecidos delegados.
Tanto demócratas como republicanos admiten que sus convenciones se diseñan cada vez más pensando en la televisión y en el espectáculo y menos en el contenido. Los medios, perplejos por tener que seguir guiones que ellos no han escrito, están inquietos -y amenazan con futuras deserciones, pero no puede resistirse a la fuerza de las imágenes y a la iconografía preparada. El gran argumento a su favor es que cada vez se trata de convenciones para convencidos, y que aunque los índices de audiencia de televisión descienden, los mensajes que interesan llegan de sobra a los electores.
