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La Casa Blanca limitará la publicidad dirigida a los jóvenes

Clinton, dispuesto a equiparar el tabaco con la droga en defensa de los menores

El presidente Bill Clinton se lanza de lleno a la guerra contra el tabaco, de la que sabe que puede obtener un alto rendimiento electoral. Clinton se dispone a anunciar, según fuentes de la Casa Blanca, que respalda la recomendación de la FDA -el organismo federal responsable de alimentación y medicinas- de considerar el tabaco como una droga. El golpe de escena de Clinton, con intenciones claramente electorales, cuenta con una opinión pública que acoge bien estas medidas, sobre todo si se destinan a disuadir a los jóvenes de que fumen, y marca las distancias con el candidato republicano, Bob Dole, que hace dos meses trató de quitar importancia al daño que el tabaco hace a la salud. El objetivo de la Casa Blanca, ya esbozado hace un año por el propio Clinton, no es la prohibición de la venta de cigarrillos ni la imposición de nuevas normas sobre el uso del tabaco por los adultos. Lo que se persigue es prohibir la publicidad de tabaco dirigida a los jóvenes, incluidos los productos, como gorras y camisetas, que las empresas reparten gratuitamente. La noticia originó en Wall Street una fuerte caída de las cotizaciones de las empresas tabaqueras.

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