Ilegales, tabaco y hachís
España es la puerta del Sur a la inmigración ilegal que viene de África. Europa quiere que la puerta esté cerrada a cal y canto. Pero, ¿quién paga el candado? La Guardia Civil de Algeciras, especialmente el Servicio Marítimo, hace las veces de por tero y, a la vista de los medios con que cuenta para cubrir una franja de mar de 14 kilómetros de ancho -en la zona más es trecha- y casi 40 de largo, se pregunta si no debería estar me jor dotada y mejor pagada. Por que hoy día, la Unión Europea no allega fondos para reforzar la frontera. El candado parece débil: según cálculos oficiosos, sólo se captura a 30 de cada 100 espaldas mojadas que se aventuran en pateras en el estrecho de Gibraltar, sin. contar los que se tragan las corrientes. Y en cinco años van casi 6.000 capturados.La captura masiva de ilegales a bordo de pateras en el Estrecho y las continuas aprehensiones de hachís en las playas de Andalucía -dos toneladas y media sólo el viernes en cinco operaciones- indican que los flujos humanos y de drogas no tienen visos de cesar desde un Magreb pobre, pero que es también el mayor productor mundial de hachís.
"Si no se pueden poner puertas al campo, mucho menos al mar", reflexionan los guardias civiles de Algeciras. Y menos con pocos medios. La vigilancia y control de la costase hace difícil con las dotaciones actuales, sometidas a un fuerte trote. El Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Algeciras (Cádiz), dependiente de la 234ª Comandancia y al mando del capitán Luis Valverde, tuvo "inoperativas" durante prácticamente todo el mes de mayo y parte de junio las cuatro lanchas turbo con las que patrulla habitualmente.
Diferentes averías y la falta de un contrato de mantenimiento dejaron fuera de servicio a las embarcaciones, yates de recreo adaptados con muy escaso calado: 70 centímetros. Ahora sólo dos salen a la mar, y a veces el repostaje y los problemas de revisión obligan a que ambas permanezcan en el puerto.
Las embarcaciones sufren un ritmo de trabajo infernal de persecución de pateras y planeadoras, cargadas de inmigrantes ilegales, tabaco y hachís. Y por eso ahora no superan los 35 nudos de velocidad, cuando estaban diseñadas para alcanzar los 45.
La persecución de ilegales es relativamente fácil. Las barcas suelen llevar motores de entre 15 y 30 caballos, pero el exceso de carga las hace navegar despacio. Lo difícil es localizarlas. Las embarcaciones del Servicio Marítimo van dotadas de radares cuya precisión es muy alta en radios de entre milla y media y tres millas. A partir de ahí, la pantalla se llena de puntos difíciles de identificar. Sin contar con que numerosos pesqueros cargan ilegales en sus bodegas y, navegando legalmente y con luces, los introducen en España.
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