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Dole promete sacar a EEUU del declive moral y devolver al país los valores tradicionales

Antonio Caño

El candidato republicano Bob Dole ofreció su veteranía para sacar a EE UU del supuesto declive moral en el que se encuentra y conducirlo hacia la recuperación de los viejos valores de "Dios, famila, honor, patria y deber". Aludiendo a sus orígenes populares, pero ignorando sus 36 años de actividad política en Washington, Dole trató de resaltar sus contrastes con el presidente Bill Clinton y se presentó ante sus compatriotas como un candidato confiable, experimentado, centrista, plenamente comprometido con un proyecto de crecimiento económico y como "el hombre más optimista de América".

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Ésa fue una frase que resultó discrepante con el tono crítico y negativo de buena parte del discurso con el que Dole aceptó oficialmente el jueves la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de EE UU.Bob Dole dibujó un panorama sombrío de la situación de EE UU, sobre todo en el aspecto moral, e intentó convertir su avanzada edad (73 años) en un mérito con el que prometió devolver a este país a la gloria del pasado. "Lo que tenemos, en opinión de muchos norteamericanos, es crimen, drogas, ilegitimidad, aborto, la abdicación del deber y el abandono de los niños... Yo estoy aquí para decirle a América que no abandone las grandes tradiciones que se remontan al amanecer de nuestra historia, que no derribe los pilares de nuestras creencias... Yo estoy aquí para decirles que los comportamientos permisivos y destructivos, deben ser eliminados, que el honor y la libertad deben ser restaurados y que la responsabilidad individual debe reemplazar a la excusa colectiva".

El candidato republicano, tratando de menospreciar los posibles logros de la actual Administración, recordó que "aquellos que dicen que EE UU nunca ha estado mejor están equivocados". "Yo lo sé", continuó, "porque he estado allí, lo he visto, lo recuerdo". "Déjenme ser el puente hacia una América que sólo los ignorantes llaman mito, déjenme ser un puente hacia un tiempo de tranquilidad, fe y confianza en la acción".

Dole pronunció en más de diez ocasiones la palabra confianza. "El problema principal", dijo, "no es la política, sino la confianza. No sólo si el pueblo confía en el presidente, sino también si el presidente confía en el pueblo, en su bondad en su genio para resurgir".

Buscando, una vez más, el contraste consigo mismo, describió el Gobierno de Clinton como un cuerpo de élite que nunca maduró, nunca hizo nada en serío, nunca se sacrificó, nunca sufrió y nunca aprendió, un cuerpo de élite que nunca debería tener el poder de financiar con el dinero público sus dudosos y egoístas esquemas".

Bob Dole repitió su oferta de reducir los impuestos en un 15% y prometió impulsar el crecimiento económico. Intercaló sus críticas con expresiones de moderación y aperturismo, y advirtió que los extremistas no tienen un puesto a su lado. "El Partido Republicano", aseguró, "es amplio e integrador. Representa muchas corrientes de opinión y muchos puntos de vista. Pero si hay alguno que, equivocadamente, se ha sumado a este partido en la creencia de que no está abierto a los ciudadanos de todas las razas y religiones, déjenme recordarles: esta noche, este salón pertenece al partido de Lincoln, y las salidas están claramente indicadas para que se vayan de aquí ahora mismo".

Dole evitó alusiones polémicas al tema del aborto, y mantuvo una doble política respecto a la inmigración. "No deberíamos tener aquí ni un sólo inmigrante ilegal... Pero, una familia de México que llegue esta mañana legalmente tiene tanto derecho al sueño americano como los descendientes directos de los padres fundadores".

El discurso de Dole fue inmediatamente criticado por sus rivales. George Stephanopoulos, uno de los principales asesores de la Casa Blanca, lo calificó como "el más negativo que se ha pronunciado en una convención desde el discurso de aceptación de Barry Goldwater en 1964". David Eichenbaum, director de Comunicaciones del Partido Demócrata, opinó que "Dole ha hablado más de su pasado que del futuro de EE UU".

Manifestó Dole que los presidentes "no deben huir de la verdad". Aludió, por último, a sus heridas durante la II Guerra Mundial y mencionó los valores que aprendió en aquellas circunstancias.

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