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La multinacional estadounidense Nabisco compra, a través de Marbú, Galletas Fontaneda

La multinacional estadounidense RJR Nabisco ha alcanzado un acuerdo con la familia Fontaneda para hacerse con el control de la famosa firma galletera española. La operación, cerrada el pasado fin de semana después de varios meses de intensas negociaciones, se realizará a través de Marbú, una de las filiales de Nabisco en España, y se cerrará con un precio global superior a los 4.500 millones de pesetas. El pacto incluye el mantenimiento de la marca y la venta de todas las instalaciones de Galletas Fontaneda, excepto algunas propiedades familiares.

La galleta María cambia de dueño. Aunque seguirá conservando el apellido, Fontaneda, su propietario ya no será la empresa familiar del mismo nombre, sino la multinacional estadounidense RJR Nabisco, a través del potente grupo de alimentación que está configurando en España.El acuerdo definitivo para la venta de Galletas Fontaneda se ultimó en pasado fin de semana en Madrid, después de varios meses de arduas negociaciones entre la familia Fontaneda y el equipo que dirige Antonio García de Blas, el hombre de Nabisco en España.

Fuentes conocedoras dé la operación confirman que el acuerdo concede el control de la tradicional compañía galletera española a Nabisco por un cifra que superará los 4.500 millones de pesetas y que en el diseño de la operación se ha utilizado a Marbú -una de las filiales españolas de la firma estadounidense- como la empresa que adquiere el control de Galletas Fontaneda.

El acuerdo, tal y como es habitual en las diversas compras que ha realizado Nabisco en España, asegura el mantenimiento de la marca en el mercado -tanto Fontaneda como la de sus productos más importantes caso de María-, dado que es uno de los principales activos de la sociedad adquirida. Las instalaciones industriales pasan a Marbú, excepto algunas propiedades inmobiliarias de la familia, como las que posee en la localidad toledana de Seseña.

Con esta adquisición, Nabisco completa su privilegiada posición en el sector galletero español -siempre en pugna con Cuétara-, puesto que además de Galletas Fontaneda, posee el control de Artiach o Marbú, además de Brands Portugal o Carcesa. El interés del grupo estadounidense por el mercado español es antiguo, e incluso durante unos años estuvo vinculado a las inversiones en el sector alimentario de la semipública Tabacalera.

Para Fontaneda, la operación supone poner fin a un negocio que inició Eugenio Fontaneda hace más de cien años cuando abrió una pequeña confitería que llevaba su nombre en Aguilar de Campoo (Palencia). Esa pequeña tienda fue creciendo lentamente, siempre pasando de mano en mano en el seno de la familia, hasta convertirse en una de las empresas más conocidas del sector, con una facturación que sobrepasa los 10.000 millones de pesetas anuales. La plantilla de Galletas Fontaneda ronda las 600 personas. Sin embargo, según fuentes conocedoras de la operación de venta a Nabisco, los últimos ejercicios no han sido positivos. Por ello, se iniciaron los contactos de venta.

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