Optimismo en la ruta hacia Sidney
Atlanta ha sido un examen general del deporte español después de su éxito en Barcelona y el notable alto ha colmado casi todas las expectativas. El alto número de diplomas, o finalistas, incluso rozando las medallas, ha demostrado que el deporte español se ha asentado en un nivel magnífico, sólo por detrás de los países más potentes. España ya no está en la cola del medallero sacando la cabeza con la medallita de vela y alguna suelta en tiro o así. Según los resultados, y aunque algunos de los que han subido al podio en Atlanta difícilmente podrán llegar Sidney 2000, el camino del futuro está lleno de optimismo.La renovación es un hecho positivo y consumado, que puede perfectamente repetirse en Australia. Los éxitos de Atlanta, además, van a permitir mantener el sistema de patrocinio ADO, que fue la clave del despegue en 1992 y que se ha confirmado como imprescindible para el futuro. Miguel Induráin no podrá ganar en los Juegos del 2000 la contrarreloj, pero sí Abraham Olano, que tendrá entonces 30 años. Fernando León y Theresa Zabell, con 34 y 35, quizá puedan aún llevarse el oro en vela, pero en este deporte, por poco que se siga haciendo bien, hay cantera suficiente para que surjan nuevos valores.
En los deportes de equipo, la renovación será clave, pero el nivel conseguido y la moral de victoria es una garantía de optimismo. No estarán en el waterpolo hombres como Estiarte, Sans, García, Payá o incluso Rollán, pero la mitad del equipo que ha ganado el oro sí podrá mantenerse. Sucederá como en hockey o en balonmano, donde incluso hay ya más proporción de jóvenes. Y en gimnasia rítmica, donde Emilia Boneva es una máquina de sacar gimnastas, no tiene por qué haber dudas de que puede repetirse. Ya es discutible que Arantxa y Conchita, con 29 y 28 años, se mantengan al gran nivel dentro de cuatro años, o Bruguera, también con 29. En atletismo, podrá repetir Massana, con 30 años en el 2000. Y si Cacho, ya con 31, no puede estar en los 1.500 (lo haría quizá en 5.000) es posible que Roberto Parra sí pueda meterse en la pelea por el oro de los 800.
Y hay otros optimismos. El piragüismo, con un nivel dé finales cada vez mayor, es un cheque en blanco de juventud que debe estallar en cualquier momento. Los quintos puestos malditos pueden convertirse en podios sin problemas con palistas que tendrán en Sidney entre 27 y 28 años. La gran cara seguirá siendo el judo, pues Ernesto Pérez llegará con 30 años, Yolanda Soler, con 29 e Isabel Fernández, con 28. Los problemas mayores estarán en sacar gente en remo o en natación.
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