Discrepancias

El fiscal Pedro Rubira ha mantenido varias discrepancias con sus superiores jerárquicos, y en especial con el fiscal general del Estado, Carlos Granados, por su postura en algunas de las causas que ha llevado.La más reciente, la referida a la prisión del dirigente de Herri Batasuna Jon Idígoras sobre su implicación en un delito de colaboración con ETA por la distribución y difusión del vídeo electoral de los terroristas. Granados pretendía que Idígoras no ingresase en prisión, pero Rubira, al no contar con una orden expresa y por escrito, informó al juez Baltasar Garzón que no se oponía a la medida. Luego, el fiscal de la Audiencia Nacional recibió la orden de pedir una fianza para Idígoras acorde a su situación económica. El juez, con el informe favorable de Rubira, le impuso 300 millones, aunque posteriormente le fue rebajada y salió de prisión.

Rubira tuvo también un enfrentamiento en relación con la competencia para juzgar el caso de los papeles de Laos. Consideraba que la competencia era de la Audiencia Nacional, mientras Granados le daba instrucciones para que se declinase la competencia en favor de la Audiencia de Madrid. Otras diferencias de criterio tuvieron lugar en la instrucción del caso GAL, sobre el secuestro de Segundo Marey.