Cacho elimina al podio del 92
Estévez y Viciosa también se clasifican para las semifinales de 1.500 metros
Fermín Cacho está en forma. Nada que ver con el año pasado. Se puede aventurar que incluso mejor que hace cuatro años, cuando se proclamó campeón olímpico. Todas las sensaciones que ofreció sobre la pista durante la primera eliminatoria fueron óptimas. Otros, en cambio, no han resistido el paso del tiempo. El Basir (Marruecos) y Suleiman (Qatar), que le acompañaron en el podio de Barcelona, quedaron eliminados. Ahora sus rivales son Morceli (Argelia) y El Gerruj (Marruecos), que también se clasificaron sin complicaciones. NiyoMgabo (Burundi) no salió para hacer exclusivamente los 5.000 metros. Reyes Estévez e Isaac Viciosa también pasaron. Habrá tres españoles en las semifinales de pasado mañana. El mediofondo español sigue rebosante de salud.Cuando Cacho se desliza sobre la pista y el cambio de ritmo no es apreciable a la vista como si calzara patines, es que se encuentra en un buen momento. La última vuelta la dio en 54 segundos, lo que supone una velocidad de crucero importante. Para ello hay que estar resistente y rápido. Ganó su eliminatoria hasta casi sin querer, sin necesidad de prolongar su aceleración continuada hasta la meta. Así se ahorró energías, que es lo deseable cuando quedan dos carreras por delante.
Él dice que no se encontró tan bien como se le vio desde fuera de la pista: "Al principio me noté toscón, quizá fuera porque no estoy acostumbrado a correr por la mañana, pero sí es cierto que según avanzaba la carrera me fui viendo mejor". Lo que sucedió es que su carrera salió tan lenta -un minuto en los primeros 400 metros- que tuvo que dar una primera vuelta con el freno de mano.
Una carrera lenta es lo que más temen los mejores atletas, porque entonces se convierte en una prueba de velocidad, pues todos llegan al final muy enteros. Cacho solucionó el problema a lo campeón. Como Ebner (Austria) primero y Krama (Argelia) después no tuvieron continuidad en sus aceleraciones, Cacho decidió irse a falta de 350 metros. No fue un derroche de energías ni una bravuconada, sino una manera de solucionar lo que podía ser un problema: "Me dije aquí tiro yo ahora para imprimir el ritmo que más me convenga y llegar cómodo hasta la meta".
Sus grandes rivales solucionaron la cuestión de forma similar. Morceli también dio la última vuelta en 54 segundos y El Gerruj, en 52, lo que no quiere decir que esté mejor sino que gastó más energías.
Estévez y Viciosa tuvieron mayores complicaciones, porque nunca mandaron en sus eliminatorias y sólo abandonaron el grupo cuando desde adelante atacaron. Tuvieron entonces que hacer un cambio de ritmo fuerte y prolongar su esfuerzo hasta el final para entrar entre los cuatro primeros, que eran los que pasaban a semifinales. Ambos demostraron, y confirmaron, que también están en una forma óptima.
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