Ayuda en autopista
El pasado miércoles 10 de julio, por razones de trabajo, tuve que desplazarme a La Coruña y utilicé para ello la autopista del Atlántico. En el kilómetro 91,5 de la citada autopista sufrí una avería en mi vehículo y tuve que estacionarlo rápidamente en el arcén. Pedí ayuda a un automóvil que pasaba y el conductor, muy amablemente, se ofreció a dar aviso en el peaje de Teo, distante del lugar en el que yo estaba unos 15 kilómetros aproximadamente. Pedí que me enviasen una grúa o el coche taller. Eran las cinco de la tarde, la temperatura rondaba los 30 grados centígrados y esperé en ese mismo sitio una hora. Allí no apareció nadie. Menos mal que una grúa del RACE que pasaba en sentido contrarío dio la vuelta en Padrón y me recogió; si no, seguramente a estas horas seguiría esperando.Y la verdad es que pienso que un servicio público como es la autopista, y en verano, tendría que prever estos percances. Yo soy un adulto, pero qué hubiese pasado si en mi coche hubiese un bebé o un anciano. Usted sabe que en los tiempos que corren la solidaridad brilla por su ausencia y en autopista es raro que alguien se pare para ayudar a otro. Yo tuve suerte; después de un rato, alguien paró y se ofreció a dar aviso al peaje, ya que estaba a un kilómetro del SOS mas cercano. No pienso que el peaje que pagamos nos dé derecho a todo, pero creo que sí nos da derecho a una atención más humana.-