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Los Quince acuerdan el presupuesto mas austero en la historia de la UE

Xavier Vidal-Folch

Hubo batalla campal, pero al fínal sin muertos. España bloqueó ayer en el Consejo de ministros de Hacienda de la Unión Europea (UE) una enmienda muy rigorista al anteproyecto de presupuesto para 1997 más restrictivo en los cuarenta años de la historia de la Europa comunitaria. Hasta que al final logró excluir del recorte a los fondos estructurales (casi 900.000 millones para España en 1997), que cristalizan la solidaridad interna de la UE.

La mayoría, encabezada por Francia, pretendía reducir el gasto presupuestario en un 3,3%. Alegaba que muchas partidas no se agotan. Y que todo ahorro es precio so para reducir los déficit nacionales, condición de acceso a la moneda única. Ese ahorro en el presupuesto común revierte luego como retorno directo (o indirecto, una menor contribución a Bruselas) a los Tesoros nacionales. Sólo por este concepto, España ya obtuvo 100.000 millones que le corresponden del sobrante del presupuesto de 1995: la mitad del primer paquete de recortes presupuestarios del actual Gobierno. ¡Sin coste político¡.La propuesta de la mayoría, encabezada por el ministro francés Alain Lamassoure, era reducir los gastos (créditos de pago) desde los 84.521 millones de ecus (13,52 billones de pesetas) con signados en el anteproyecto a 81.646 millones de ecus (13,06 billones de pesetas). El sacrificio, pues, era de 2.865 millones de ecus (458 millones de pesetas). El tajo se repartía entre mil mi llones detraídos de los gastos agrícolas; lo mismo de los fondos estructurales, y el resto, de otras políticas.

La propuesta suponía que por vez primera en su historia, las Comunidades afrontarían en 1997 un presupuesto restrictivo en sentido estricto: una reducción de 0,3% en términos nominales. Y mucho mayor en términos reales, pues descontando la erosión de la inflación prevista, el total de gastos decrecería en torno al 3%.

España -representada por el embajador, Javier Elorza-, Portugal y Grecia, se oponían a la reducción de los fondos estructurales, porque resultaba discriminatoria para éstos: se había previsto que el recorte agrícola -doloroso para Francia- se salvase, si se necesitaban más recursos, mediante un "presupuesto rectificativo y suplementario", solución que no se arbitraba para las políticas de solidaridad estructurales. España es el país que más se beneficia de la política estructural: obtiene un 23% de los fondos. Pero además, es uno de los que mayor grado de absorción demuestra (un 72%, no superado por ninguno de los grandes). Por el contrario, los militantes del ahorro radical son perezosos: Francia sólo absorbe el 37,9% del dinero que tiene reservado; Holanda, el 30,1%; y el Reino Unido, el 39,8%. Una reducción de la partida global podría provocar que los países del Sur superasen su techo.

Italia -la excepción del sur, pues sólo absorbe el 35,3% de lo que le corresponde- navegaba entre dos aguas. Se oponía a la reducción por otros motivos: porque el recorte agrícola no afectaba a la reserva destinada al ganado vacuno, una de las obsesiones de su tradicional adversario Jacques Chirac, preocupado por el clima levantisco de sus ganaderos.

Francia cedió ante una alianza del Sur que -aunque por razones diversas- bloqueaba la enmienda, al no alcanzar el umbral de la mayoría cualificada. Así, se consensuó excluir del recorte al objetivo 1 (ayudas a las regiones con renta per capita inferior al 75% de la media, como Andalucía, Extremadura o las dos Castillas), del que España obtiene un 20%; y al objetivo 6 (ayudas a regiones remotas, como las árticas). Y se arbitró también para los restantes objetivos el mismo "presupuesto rectificativo" establecida para el gasto agrícola. Así, otras regiones, como las industriales en declive (como Cataluña, Madrid, País Vasco), que entran dentro del objetivo 2, podrían, en el peor de los casos, llegar a verse afectadas por el recorte. Pero el recorte (mil millones de ecus) no agota el margen disponible (3.000 millones) y el "presupuesto rectificativo" invalida esa hipótesis. "Cobraremos hasta la última peseta" de las que corresponden a España en 1997 (878.268 pesetas), dijo Elorza, satisfecho de que la batalla "ha vacunado a quienes querían sentar un precedente". Se hizo la paz. Aunque no total: votaron en contra Italia, Holanda y Bélgica, por considerar desequilibrado el acuerdo. Pero sus votos no bastan para bloquear.

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