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Miedo

El terrorismo produce pánico. Es su victoria. Ha conseguido destilar miedo hasta en nuestros reflejos, al imponerse como una amenaza impalpable y permanente. Así, en la explicación de la explosión del Boeing 747 americano, mientras la duda no sólo estaba permitida, sino que hasta se imponía, se privilegiaba la hipótesis de un atentado. El mundo vive con temor a los atentados (...) Puede que esta tragedia sólo sea un terrible accidente. Uno más. No hay todavía certezas ni culpables. Pero la fatalidad del destino es siempre menos indignante que la impuesta por asesinos anónimos. Esta es insoportable. (...) Durante la guerra fría se identificaba y localizaba enseguida al chivo expiatorio comunista. Era muy cómodo. (...) Hoy, da vértigo ver las múltiples máscaras asumidas por el terrorismo internacional. No pudiendo identificar al enemigo, la opinión pública lo ve por todas partes. Así se instala la angustia. Por eso es urgente que el mundo occidental se despierte. La mundialiízación del terrorismo no es un esperpento que sirva para canalizar las inquietudes. (...) Sólo venceremos el miedo cuando podamos enfrentarnos a los asesinos. Es el desafío que las democracias tienen que aceptar, intentando no caer en la psicosis. Diana de los terroristas del GIA hace justo un año, Francia supo mantener la calma. Esperemos que aquellos que ya denuncian a los fanáticos estén equivocados.

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