España sufre más de lo debido

España ganó a Holanda, pero pagó su autosuficiencia en un partido que resultó más trabajoso de lo previsto. Sin embargo, el gol de suficiencia no explica la superioridad del equipo español. Durante la mayor parte del encuentro jugó con un margen favorable de tres tantos, un colchón de seguridad que relajó demasiado a algunos jugadores. "Algunos partidos hay que ganarlos de esta manera", dijo Jané, el seleccionador español, que expresó su preocupación por la actuación individualista de algunos jugadores, pero se mostró satisfecho con la actitud del equipo hasta el último cuarto y con un resultado que coloca a España en los cuartos de final."Ahora vamos a por el primer puesto. Según el cruce, nos correspondería un equipo de mediana potencia", continuó Jané, cuya lectura del encuentro fue muy precisa: "Si jugamos como contra Alemania, ganamos a todos. Si lo hacemos como hoy, lo pagaremos frente a Hungría y Yugoslavia".

El partido pareció seguir durante el primer y segundo cuarto el mismo camino que frente a Alemania. De nuevo una defensa excelente y la aportación del portero Rollán. Las recuperaciones defensivas se concretaron en contragolpes fulminantes. Los dos primeros goles, marcados por Pedro García y Estiarte, se produjeron en transiciones rapidísimas. Holanda, que pasa por ser una de las selecciones más accesibles del grupo, se sintió tan afectada que en el segundo cuarto concedió dos nuevos goles.

La diferencia de tres tantos (4-1 en el descanso) dio la impresión de cerrar cualquier debate entre españoles y holandeses. Todo favorecía al equipo español: el resultado, su mayor calidad y la presencia de una hinchada bulliciosa en el graderío, donde el calor apretaba de verdad. Por lo visto, el reclamo del waterpolo comienza hacerse notar entre los aficionados españoles en Atlanta.

En el segundo cuarto, justo cuando se hizo más evidente la superioridad del equipo español, llegaron el príncipe Felipe y Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona. El encuentro iba para una fiesta, pero España comenzó a dar muestras de relajamiento y se complicó la vida cuando parecía todo resuelto.

Fisuras defensivas

Un dato muestra el cambio de rumbo del encuentro. En el segundo tiempo, Holanda consiguió un parcial de 6-4 gracias a las fisuras que encontró entre la defensa española. No cabe otra explicación que la actitud suficiente del equipo para analizar este cambio. España se sabía mejor y manejaba el partido, pero nunca debió permitir que se llegara con el resultado en un filo. Cada gol de los españoles recibía una contestación inmediata de los holandeses, un equipo cargado de kilos que tuvo su mayor mérito en su negativa a rendirse y en la buena actuación del portero.

Su espíritu combativo les permitió acercarse a un gol del empate, pero el recorte tuvo un poco de ficticio. España resultaba superior en casi todos los aspectos y simplemente bajó las revoluciones de su juego, que en algunos momentos volvió a ser magnífico.