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Una sauna para 10.000 personas

En la Villa Olímpica se hacinan los atletas entre una multitud de policías

Àngels Piñol

Hamburguesas, cereales, coca-cola, café de máquina y flores de plástico adornando las mesas. España tendrá que desayunar diariamente en un McDonalds. No hay mejor forma que tener que saludar el día desde un local de esa cadena para darse cuenta de que esto es América. El equipo olímpico español se dedicó ayer a realizar inventario tras el traumático extravío de las maletas en el aeropuerto y a instalarse en el que será su hogar durante estos Juegos. Los atletas españoles residirán en un edificio nuevo, de ladrillo de color rojizo, de cuatro plantas, situado en el perímetro de la Villa Olímpica, en la Universidad George Teach de Atlanta.

No hay mar, el calor es insufrible y aparecen policías y militares por debajo de las piedras. Se impone pasar la página y olvidar Barcelona. A lo sumo, las ventanas, cubiertas con mosquiteras, dan a otros edificios similares y a una arboleda que esconde el corazón de la Villa. España, ubicada en la calle 14, compartirá su edificio con Brasil y tiene justo enfrente a Italia. "No sé si es verdad, pero dicen que los organizadores han puesto a esas tres delegaciones juntas para que armen sus fiestas solos y no molesten. Bien lejos". El comentario lo realizó ayer, divertido, uno de los voluntarios hispanos adscritos al equipo español. No tendrán más remedio los atletas que tomar con asiduidad los trenes eléctricos, que pasan con una frecuencia altísima, para desplazarse en esta inmensa universidad reconvertida. La zona roja el área donde está instalada España, solo tiene como diversión el McDonalds. Sobre algunas mesas, descansan juegos como puzzles, el monopoli y un juego de letras para amenizar la jornada.

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Casetas médicas

El espacio está más que calculado. 300 personas del equipo olímpico están alojadas en la Villa, pero otras 60 han sido instaladas en las universidades de los barrios negros. Los servicios médicos tienen que trabajar en unas casetas prefabricadas similares a las existentes junto a los edificios en construcción. Tampoco sobran los metros cuadrados en los pisos: una media de ocho personas compartirán cuatro dormitorios, dos cuartos de baño y un pequeño salón.El mobiliario comprende un sofá y dos butacas azules, una mesa con cuatro sillas de tijera una mesita y una televisión. Será inevitable la sensación de hacinamiento. Los pisos cuentan con detectores de humo para que a nadie se le escape un cigarro -la auténtica obsesión de Estados Unidos- y soportan un potente aire acondicionado, difícil de regular, que preocupa a más de un deportista. Daniel Plaza, corredor de marcha, aspirante otra vez a medalla, confesaba ayer, cuando pasaba el acceso de control para entrar en la sede española, su preocupación por los bruscos cambios de temperatura. Poco le falta a Atlanta para ser una sauna.

La Villa Olímpica, que espera acoger a 10.050 personas, ha intentado copiar el invento de Barcelona de situar los centros de servicios bajo carpas blancas adornadas con cintas de colores.

La villa está dividida en cuatro áreas: la roja, verde, azul y púrpura donde están repartidas las distintas delegaciones. El área central, salpicada de las numerosas instalaciones deportivas -estadio de baseball, atletismo, tenis- de esta completa Universidad, comprende los servicios más básicos: un inacabable comedor donde alimentar simultáneamente a 2.000 personas. Carne, pollo, pasta, pescado...

Cerca de allí, los atletas podrán disfrutar de una piscina olímpica, de un discreto café y de una discoteca, en cuya pista figura la palabra Altius, uno de los lemas olímpicos. El escenario de la sala de baile está presidido por un enorme mural en el que figuran rostros de cantantes, desde Tina Turner hasta miembros de los Beatles. Al lado, un cine, con cuatro salas, con forma de anfiteatro, proyectará cinco sesiones diarias en inglés, francés, alemán y español. Ayer, por ejemplo, había un pase en castellano de Belle Epoque. La zona internacional, a la única que tendrá libre acceso los visitantes acreditados, muestra la mejor fachada de la Villa de Atlanta: fuentes, mecanos adornados con cintas, centros comerciales y zonas de ocio gratuito. Boleras, bibliotecas, una sala con 20 mesas de billar americano y otra de juegos virtuales.

La ciudad olímpica dispone de cientos de voluntarias ataviadas con sombreros de vaquero y faldas cortas que se desviven por prestar ayuda. No siempre pueden: da la impresión de que los voluntarios sufren un bloqueo mental cuando se les plantea un imprevisto. Como llamar un taxi, por ejemplo.

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