El incendiario del parque del Sureste ataca por séptima vez en un mes
Un pirómano anda suelto entre los árboles de San Martín de la Vega (8.640 habitantes). En el último mes ha provocado siete incendios en los bosques y cultivos cercanos a la localidad, integrados en el denominado parque del Sureste. Además, el año pasado prendió seis veces el mismo lugar. En total han ardido ya unas 150 hectáreas, la mayoría de cultivos. Guardia Civil, Consejería de Medio Ambiente, Icona, Protección Ciudadana y hasta el Ejército, que tiene unas instalaciones en la zona, lo buscan sin éxito por el momento.De hecho, el pirómano volvió a burlar el lunes la estrecha vigilancia que sobre el bosque se está efectuando. Logró arrasar 25 hectáreas de pasto y una de pinares. "Pero caerá, seguro", comentó ayer uno de los agentes que custodiaban la zona.
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Helicópteros sobre el bosque
El último incendio se produjo durante el cambio de turno de los vigilantes
La zona está fuertemente vigilada por tierra y aire: dos helicópteros, uno de la Guardia Civil y otro del Icona, la sobrevuelan en las horas de más calor. El incendiario suele prender fuego entre las 12.00 y las 15.00 horas. "Aunque últimamente ha cambiado. El lunes lo prendió a las seis de la tarde, cuando se efectuaba un cambio de turno. Conoce nuestro horario", dicen.El último fuego afectó a una de las zonas de cultivo cercana al bosque de Górquez. Ardieron 25 hectáreas de pastos. El fuego quemó también una hectárea de pinos de repoblación, de unos 401 años.
Fuentes de la Comunidad creen que el desaprensivo telefonea a las autoridades tras cometer su fechoría. "Por ejemplo, el lunes, al tiempo que los agentes forestales y un helicóptero, de Protección Ciudadana descubrían el incendio, se recibió su llamada. Decía que Górquez estaba ardiendo. Y colgó".
El jefe del servicio de incendios de Medio Ambiente, José Manuel Nicolás, recordó ayer que la Brigada de Investigación Forestal (BIF), equipo encargado de descubrir las causas de los incendios, ha elevado ya su informe ante el juez. La BIF considera que "no se trata de un loco", sino de alguien que prende la zona con motivos oscuros. "Si hubiera querido acabar con el bosque ya lo habría hecho", dice Nicolás.
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