_
_
_
_

Dragados confía en reabrir la hormigonera de la M- 40

Vicente González Olaya

A esperar. La constructora Dragados, propietaria de la hormigonera que el Ayuntamiento clausuró el pasado jueves y que suministraba de hormigón a las obras del cierre norte de la M-40, cree que esta planta reabrirá sus puertas en breve. Mientras tanto, las obras de esta autovía de circunvalación de Madrid están a medio gas ante la falta del hormigón necesario para levantar los puentes y túneles de esta gigantesca e inacabada obra (véase EL PAÍS de ayer).La constructora lo explica: "La clausura afecta muy negativamente a las obras porque no podemos echar hormigón. Esta mezcla es muy indispensable para acabar las obras. Sólo nos queda mes y medio de trabajos. Hemos recurrido la clausura ante la junta de distrito porque la planta cerrada cuenta con todos los permisos necesarios. Además, las emisiones de polvo y ruidos se ajustan perfectamente a la legislación. Esperamos que nuestro recurso logre su objetivo, que entiendan nuestras fundadas razones y que la concejal de Fuencarral [Beatriz Elorriaga] recapacite".

Comprensión

Dragados aseguró ayer que comprende las quejas de los vecinos afectados por la hormigonera, que se levanta a un centenar de metros de sus viviendas en la calle de Gabriela Mistral. "El polvo y el ruido es muy desagradable, sobre todo en verano, cuando el calor obliga a abrir las ventanas. Los camiones que cargaban allí hacían ruido, y eso no se puede evitar por mucho que se intente. Pero el vecindario debe entender que nos queda muy poco para acabar las obras de la M-40".Y es que los vecinos llevaban varios meses protestando por lo que consideraban un atropello. Relataron. que el polvo que desprende la industria se metía en el interior de todas las viviendas, cubría los coches y provocaba molestias asmáticas y alérgicas a algunas personas. Organizaron protestas en la calle y se presentaron en casa del alcalde, José María Álvarez del Manzano, que vive a escasos metros de la industria-, para pedirle el cierre de la molesta planta.

La concejal de Fuencarral, Beatriz Elorriaga, un día después de la entrevista de los vecinos con el alcalde, cerró la planta. Lo justificó con el argumento de que esta industria carece de uno de los permisos necesarios. "Tiene licencia de instalación, pero no de funcionamiento", explicó la edil.

El alcalde afirmó ayer que la decisión de Elorriaga era "adecuada". "La planta tenía la concesión por un tiempo limitado, y ya ha transcurrido. El que tenga una autorización debe cumplirla de modo rigoroso", comentó Alvarez del Manzano.

El regidor añadió que comprendía las protestas del vecindario: "Yo siempre tengo en cuenta la opinión de los ciudadanos". El alcalde pidió ayer a Dragados que buscase "un lugar adecuado para que la industria pueda volver a abrirse".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_