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Un nuevo escándalo en la cúpula militar rusa refuerza la posición del general Lébed

Un nuevo escándalo en la cúpula militar rusa estalló ayer, dos días después del triunfo de Borís Yeltsin en la elección presidencial. El general Lev Rojlin, presidente del comité parlamentario de Defensa, arremetió contra una serie de altos mandos y denunció que el ex ministro de Defensa Pável Grachov se había rodeado durante su mandato de "parásitos y ladrones". El nuevo secretario del Consejo de Seguridad, el general Alexandr Lébed, sale reforzado gracias al informe de Rojlin, ya que en éste ha encontrado un aliado para continuar la purga en las altas esferas militares. Rojlin, -famoso por haber conquistado la capital de Chechenia, Grozni- acusó ayer de corruptos al propio Pável Grachov y a una serie de generales.

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La denuncia de Rojlin tiene especial fuerza porque no se trata de un ataque personal, sino que está basada en las investigaciones realizadas por la Cámara de Control de Rusia a raíz de las acusaciones aparecidas a mediados de marzo en, el periódico Moskovski Komsomólets.Los negocios sucios de los generales hicieron perder al Ministerio de Defensa miles de millolles de pesetas, según consta en el informe. Entre los implicados no sólo figuran algunos mandos que fueron destituidos por exigencia de Lébed inmediatamente después de la caída de Grachov, sino también varios otros, entre ellos dos actuales viceministros de Defensa: Konstantín Kóbets y VIadímir Churánov. El primero, que a demás es inspector general del Ministerio de Defensa, es un general que apoya al presidente ruso, Borís Yeltsin, desde 1991. El hijo de Kóbets es cofu debería haber construido 6.600 pisos para el Ejército, pero que no entregó ni uno solo. Churánov hace sus turbios negocios gracias a que es responsable de los servicios de retaguardia del ministerio.

Pero Rojlin, no se limita a atacar a los supuestos corruptos, sino que también critica al comandante de las Tropas de Paracaidistas, Yevgueni PodkoIzin, y al comandante en jefe del Ejército de Tierra, VIadímir Semiónov, por estar "más preocupados de solucionar sus problemas personales que de la guerra en Chechenia". "¿Acaso pueden influir en las acciones militares que se realizan en esa república si no han visitado ni una sola de las unidades allí emplazadas, a pesar de haber hecho pasar por Chechenia a prácticamente todos sus subordinados?", inquiere Rojlin.

Las denuncias de Rojlin, que es diputado por el partido gubernamental Nuestra Casa Es Rusia, vienen como anillo al dedo a Lébed, que desea continuar la purga en el Ejército, pero que no cuenta, por el momento, con facultades reales para hacerlo. Además, el carismático general necesita del apoyo de personajes influyentes, ya que su situación es incierta, sobre todo ahora que ya han transcurrido las elecciones presidenciales y que hay políticos que piensan que ya se puede prescindir de sus servicios.

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Un hombre para poner orden

Rojlin señaló que hay un solo hombre que puede poner orden en el Ministerio de Defensa: Igor Rodióney, actual director de la Academia Militar, famoso por haber dirigido las tropas soviéticas que aplastaron una manifestación nacionalista en Georgia en 1989. Rodiónov es el cándidato propuesto por Lébed."Ha llegado el momento de restablecer el sistema de una dirección centralizada de las estructuras de fuerza, para asegurar la supervivencia de éstas", señala Rojlin. Para ello, ha presentado un proyecto de ley que contempla la creación de un Consejo Militar adjunto al Consejo de Seguridad de Rusia. De aprobarse esta idea, saldría refozado Lébed, que encabeza esta última institución. Los comunistas, la primera fuerza en la Duma, ya se mostraron ayer favorables a esta propuesta.

Lébed necesita ahora más que nunca de nuevos apoyos, puesto que su choque frontal con el primer ministro, Víktor Chernomirdin -ayer celebró Consejo de Ministros tras ser encargado por Yeltsin de formar un nuevo Gobierno-, parece inevitable. El general atacó despiadadamente en su proyecto de Seguridad Nacional de Rusia a los monopolios de gas y petróleo, cuyos intereses son defendidos por Chernomirdin. Para poder hacerle frente, necesita que en las estructuras de fuerza haya personas leales a él y es en este contexto en el que hay que evaluar la unión Lébed-Rojlin-Rodiónov.

Mientras tanto, Lébed se muestra optimista, a juzgar por una pequeña entrevista publicada ayer en primera plana del diario Izvestia: "Ahora el país ha, realizado su elección. Todo irá bien. Empezaremos a purificarnos lentamente, por etapas, y comenzará el ascenso. No me cabe ninguna duda".

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