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LA CRISIS DEL PSOE

Ciscar impone silencio en el PSOE y pide a los dirigentes que sólo hablen contra el PP

La dirección socialista asiste atónita al "espectáculo" que están dando relevantes miembros del PSOE al lanzarse en picado a la búsqueda de responsabilidades por los casos de corrupción, abriendo el debate sobre el próximo congreso y opinando sobre si Felipe González debe continuar o no. El secretario de organización, Cipriá Ciscar, declaró ayer que "el debate sobre el congreso no está abierto". La orden de silencio la ha remitido por escrito a los secretarios regionales, a quienes insta a que dejen de hablar de su partido y se dediquen a analizar y criticar las medidas del Gobierno.

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En la perplejidad le acompaña el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, para quien sus compañeros han cometido una "irresponsabilidad imperdonable". El secretario general del PSOE, Felipe González, cerrará previsiblemente el debate el lunes, en la ejecutiva, aunque reiterará que su cargo está siempre a disposición del partido. En la ejecutiva no se ahorrarán reproches al extremeño. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por decir que "todos deben irse", incluido González.Las antiguas amistades ya no valen. En esta ocasión coinciden en considerar un disparate lavar en público los trapos sucios del partido tanto Felipe González, como Ciscar, Chaves, Txiki Benegas, Joaquín Almunia o Francisco Fernández Marugán. Al responsable de organización del partido, Ciprià Ciscar, le corresponde, por razón del cargo, poner orden y zanjar el asunto. "No hay abierto ningún debate precongresual", declaró ayer en tono severo.

Personas de su entorno no ocultan la contrariedad de Ciscar porque compañeros "tan mayores" se hayan sumado con alegría a comentar tanto la demanda de Nicolás Redondo Terreros de celebrar un congreso "lo antes posible" como la opinión de Rodríguez Ibarra, según el cual la ejecutiva debe ser renovada por completo, incluido Felipe González.

La irritación de Ciscar se pondrá de manifiesto el lunes, cuando en la ejecutiva todos se vean las caras. Otro grupo de dirigentes opinaron ayer, pero sobre el origen de la polémica: los presuntos sobornos de Marbella cuando no se han acallado los ecos del escándalo de Navarra. Al mediodía, el enfado se vio fundamentado al escuchar al secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, manifestar su deseo de que el PSOE arregle sus "problemas, sus divisiones, por el bien de la democracia".

Uno de los más enérgicos en la queja contra sus compañeros ha sido Chaves. "Me parece una irresponsabilidad imperdonable que dirigentes del PSOE abran un debate sobre el alcance de la renovación, cuando el partido tiene dificultades para articular una oposición al PP y al Gobierno de Aznar", dijo ayer el secretario general del PSOE andaluz.

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"El partido ya dilucidó para bien o para mal, antes de las elecciones del 3 de marzo, el liderazgo de González y no tenemos por qué volver a ensimismamos", agregó Chaves, quien se mostró convencido de que González "no tiene nada que ver" con la polémica abierta por Rodríguez Ibarra. "El PP estará frotándose las manos y muriéndose de risa", concluyó el dirigente socialista andaluz.

Para poner fin a este clima, Ciscar ha remitido una circular a los secretarios regionales en la que les exige silencio sobre cuestiones internas, afirma que "el partido ha dado respuesta inmediata y firme" a los escándalos y asegura que el debate público hace el juego al PP, que intenta incapacitar al PSOE para hacer oposición. Las Juventudes Socialistas, ajenas a las recomendaciones de silencio, instaron que la regeneración llegue hasta donde "quieran los militantes", y si afecta a González "no pasa nada".

En el otro extremo, el ex ministro Juan Alberto Belloch consideró un "error" meter a González entre los "renovables". El ex vicepresidente del Gobierno Narcís Serra abundó desde Salamanca. González "es el más aceptado y preparado para liderar el socialismo español", declaró Serra, según informa Belén Cebrián.

El asombro general llegó desde Mérida, cuando el propio Rodríguez Ibarra, promotor del revuelo generado en tomo al liderazgo de Felipe González, daba marcha atrás. Olvidándose de sus declaraciones del día anterior en la Cadena SER, el presidente extremeño afirmó: "Jamás he dicho que dimita toda la dirección del partido, sino que asuma toda la responsabilidad de su gestión".

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