_
_
_
_

La burocracia deja a la Casa de Campo sin tecnología contra el fuego

El último grito tecnológico está silenciado. Los rayos infrarrojos previstos dejan paso este verano a los infrarojos: la vigilancia visual y con prismáticos es el medio para prevenir los incendios en la Casa de Campo en la presente temporada. El nuevo sistema de detección de fuegos mediante rayos infrarrojos, instalado hace un año, no se llegó a estrenar: cuando estaba en periodo de prueba, en junio de 1995, la riada arrasó la estación de control, ubicada junto al lago. "El operador tuvo que salir a nado", recuerda un responsable de la instalación.Tras las aguas, los Iodos burocráticos. Un año y mucho papeleo después de la tromba destructora, está en fabricación un segundo sistema de detección. Lo realiza, de nuevo, la fábrica de artillería de la Empresa Nacional Bazán. Una fuente de esta entidad asegura que el dispositivo, creado a partir de tecnología militar, quedará instalado el próximo otoño en el mayor parque de Madrid. A partir de ese momento comenzarán las pruebas del sistema. El Ayuntamiento aún no ha abonado los 30 millones de pesetas que cuesta.La reposición del equipo se ha demorado a causa de diversos trámites burocráticos, lamentan en el Ayuntamiento y en Bazán. El Consorcio de Compensación de Seguros, entidad que abona los desperfectos con póliza que hayan sufrido desastres naturales, se comprometió hace un mes a pagar 14 millones de pesetas por los daños en la instalación, aseguran en la empresa nacional.

El nuevo equipo, dotado con rayos infrarrojos y cámaras de vídeo, es capaz de detectar "un incendio de un metro cuadrado producido a 10 kilómetros de distancia", según sus diseñadores. Los instrumentos de detección se ubican en una torreta. Los datos se transmiten a la estación de control.

Hasta que eso ocurra, este verano el Ayuntamiento tiene que mantener la vigilancia antiincendios como estaba: dos operarios encaramados a sendas torres, una en el cerro de Garabitas y otra próxima a Somosaguas. El control, a cargo de una empresa de seguridad que percibe 20 millones de pesetas por temporada, se realiza en turnos las 24 horas del día. También se realizan tareas preventivas, como la siega, que ha debido duplicarse. "Hay zonas donde la hierba mide dos metros, por lo mucho que ha llovido", explica el encargado del parque, Miguel Sastre.

PASA A LA PÁGINA 4

El parque sufre cada año al menos una docena de conatos de incendio

VIENE DE LA PÁGINA 1El riesgo de incendio en la Casa de Campo es relativamente alto, tanto por la densidad vegetal como por la elevada afluencia de público, que ronda las 100.000 en un día de primavera o verano. En los años secos se registra una docena de conatos de fuego, que pasan a veinte en los años lluviosos, según el Ayuntamiento.

Las negligencias son la primera causa de los siniestros, hasta ahora atajados sin graves daños. El mayor parque de Madrid dispone de 138 kilómetros de cortafuegos, detalla José Luis Fernández, técnico del departamento de Parques y Jardines.

Coches, quioscos y neveras

El riesgo de incendio no es el único problema medioambiental del parque. Hay quien está empeña do en convertir el mayor pulmón de la capital en un vertedero. "Ayer mismo tiraron dos neveras y unas puertas en la zona próxima a Televisión", relataba a mediados de la semana pasada el encargado municipal del recinto, Miguel Sastre. Cada día se retira una media de 15 metros cúbicos de basura, sin contar restos de siega y poda. A juicio de este hombre con casi tres décadas de experiencia en el recinto, "la falta de civismo" de algunos" es el primer problema. Los sacos de escombro y colchones desahuciados son visitantes habituales.

Sin restar importancia a la cuestión, el jefe del departamento de parques y Jardines, Santiago Romero, destaca otra dificultad. "La prostitución, que va a más, es el mayor problema de la Casa de Campo. Y no sólo por la suciedad que genera", asegura. A su juicio provoca más perjuicios que otro caballo de batalla, el tráfico. Ninguno de los dos está erradicado.

El proyecto de mejora no contempla un viejo ruego de la oposición municipal y los ecologistas: cerrar el parque a los coches. En cuanto a la la circulación que soportan los 25 kilómetros de carretera de la Casa de Campo, el Ayuntamiento calcula que en pleno invierno, 25.000 coches entran cada día laborable en la Casa de Campo. Se quedan en ella 9.000 y el resto, la cruza. Los vehículos en domingo son 25.000. En un instante hay 1.200 vehículos, un día cualquiera, como media.

A lo largo de su historia (lleva 65 años abierta al público), la Casa de Campo ha sufrido agresiones y recortes del territorio de libre acceso. Pero de momento, el Gobierno municipal ha puesto freno a la llegada de más ladrillos. Los únicos autorizados serán los de 13 nuevos quioscos, siete de los cuales ya están adjudicados. La reforma de los establecimientos, la mayoría situados junto al lago, incluye la desaparición de siete de los 20 que existían hasta ahora.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_