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La Alianza Atlántica gana adeptos entre los españoles

El ministro de Defensa, Eduardo Serra, utilizó profusamente durante su primera comparecencia en el Congreso los datos del denominado Informe Incipe 1995, subtitulado La opinión pública española y la política exterior, del que es autor el catedrático de sociología de la Universidad Complutense Salustiano del Campo.No en vano, el Incipe (Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior) es una fundación privada cuya presidencia ostentaba el propio Serra.

Basándose en 1.200 entrevistas a españoles mayores de 18 años, realizadas entre el 15 de diciembre de 1994 y el 5 de enero de 1995, el Informe Incipe asegura que han aumentado los partidarios de la permanencia de España en la OTAN, que suponen el 45% del total, frente al 35,5% de los que están en contra. Estos 9,5 puntos de diferencia contrastan con el empate que se daba entre ambos bloques en las encuestas de 1991 y 1992.

Por edades, el "sí" a la OTAN tiene su máximo apoyo entre los menores de 30 años, mientras que el "no" logra su mejor porcentaje entre los de 30 a 44 años. Por ideologías, el rechazo a la OTAN sólo gana entre los que se declaran de extrema izquierda, mientras que el atlantismo aumenta mientras más de derechas son los encuestados.

El mayor apoyo de los españoles a la OTAN no es ajeno seguramente al hecho de que, acabada la guerra fría, ha desaparecido el temor a que la pertenencia a esta organización militar suponga un mayor riesgo de conflicto. La diferencia entre quienes creen que la seguridad de España ha aumentado por estar en la OTAN y los que piensan que ha disminuido es ahora de 18 puntos, frente a los 8,5 de 1991.

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