Agradecimiento

El motivo de esta carta es el deseo de transmitir a través de EL PAÍS mi más profundo agradecimiento al equipo de médicos de guardia del hospital Gregorio Marañón que estuvieron a nuestro lado la noche del jueves 20 al viernes 21 en la sala de urgencias de medicina general.Ese mismo jueves 20 ingresó en las urgencias del mencionado hospital un ser muy querido para nosotros. Se trataba de mi suegro -el abuelo de mis hijos- un anciano de 78 años que a lo largo de su vida sólo nos había transmitido alegría, ilusión, confianza, optimismo y cariño, y cuya salud ya estaba tremendamente mermada después de más de cinco años de enfermedad.

Al llegar la noche, y dada la proximidad de un fatal desenlace, quisimos permanecer a su lado. Ante nuestra solicitud, tanto los médicos como las enfermeras y los auxiliares se deshicieron en facilidades y amabilidad. Habilitaron un espacio junto a una ventana donde trasladaron al enfermo, colocaron un biombo -lo que nos proporcionaba una cierta intimidad- y nos facilitaron dos sillas, una para mi marido y otra para mí.

Por todos estos detalles y por las muchas veces que a lo largo de la noche se interesaron por nosotros y por el estado del enfermo quiero hacerles llegar mi más sincera gratitud y decirles que gracias a su profesionalidad y a su buen saber hacer un rincón de una fría sala de urgencias de un hospital se convirtió en un lugar cálido que nos permitió rodear de cariño a nuestro ser querido.-