_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Modos intolerables

LA SITUACIÓN de los inmigrantes ilegales africanos residentes en Melilla no podía seguir enquistada. Había que buscar una salida. Pero la que han encontrado los responsables de Interior bajo el argumento de poner fin a las reyertas habidas está entre las peores que podían imaginarse. Es más, so pretexto de eficacia, exhalan un inequívoco tufo de racismo y desprecio. La imagen de un avión que vuela a un país africano con más de un centenar de inmigrantes de color, a los que se pretende repartir en diversos destinos a cambio de algún favor gubernamental, parece sacada de épocas coloniales. Y desde luego no debe ser el recurso de un país civilizado para afrontar un problema, por otra parte innegable, como es el de la inmigración ilegal.A falta de explicaciones plausibles, todo indica que Interior decidió por las malas un asunto que durante meses no supo resolver por las buenas. Si no se hace lo suficiente para impedir la entrada ¡legal de inmigrantes y no se regula después su situación de acuerdo con la Ley de Extranjería, llega un momento en el que no se sabe qué hacer con esa creciente y explosiva bolsa humana.

Más información
España repartió entre cuatro países a los africanos expulsados en secreto

Existen serias dudas de que se hayan respetado los procedimientos previstos por la Ley de Extranjería. No se sabe si existía en todos los casos el preceptivo expediente individualizado de expulsión; si se ha cumplido el periodo de internamiento previo de carácter administrativo y si los expulsados han contado con la asistencia de abogado. Todas estas cuestiones deben ser aclaradas al Defensor del Pueblo. Si ha habido excesos o se han vulnerado garantías, habrá que actuar en consecuencia. Por desgracia, la miseria del Tercer Mundo crea conflictos de este tipo. Y nunca existe justicia cuando se niega a alguien, por el mero hecho de ser extranjero, posibilidades de bienestar o mera supervivencia. Pero hay un deber al margen de la compasión que todo Gobierno debe observar: el respeto a las propias leyes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_