España ha reducido ya su flota pesquera casi un 20% por encima de las exigencias comunitarias

Durante los últimos cinco años, España ha reducido el Tonelaje de Registro Bruto (TRB) de su flota pesquera en más del 22% según los datos manejados por la Administración comunitaria. Frente a un potencial de 645.000 TRB en 1991, en diciembre de 1995 esa cantidad había quedado reducida a 506.000 TRB. Las exigencias comunitarias para el periodo de aplicación del Programa de Orientación Plurianual (POP) comprendido entre 1991 y 1996, contemplaban un recorte del 4%, para dejar la flota en 618.000 TRB. España ha ido más lejos reduciendo su flota en 140.000 TRB, casi un 20% por encima de lo exigido por Bruselas.De acuerdo con estas cifras. España no debería aplicar ya prácticamente el plan de ajuste, para la flota que está debatiendo la Comisión de la Unión Europea en el proyecto de Programa de Orientación Plurianual (POP). La UE, sin embargo, no comparte por el momento este diagnóstico.

Ajustar la flota a las posibilidades de las capturas en aguas comunitarias. y el recorte de las cuotas han sido dos de los principales instrumentos utilizados por la Unión Europea para proteger los recursos pesqueros.

La experiencia de los últimos años ha puesto de manifiesto que las pretensiones a la hora de reducir cuotas se han quedado siempre a medio camino y que, además, los controles para medir el ajuste no son todo lo fiables que sería necesario. Por otra parte, el grado de credibilidad de los estudios sobre los recursos ha sido escaso y ha tenido una contestación por los técnicos de cada país.

Ante esta realidad, la Comisión ha volcado su interés en la aplicación de los Programas de Orientación Plurianual (POP) para lograr un ajuste de flota en cada país con todo tipo de medidas que propiciasen la eliminación de barcos vía desguaces, exportaciones simples a un tercer país o salida de pesqueros hacia terceros Estados con los que hay acuerdos para constituir empresas mixtas.

El tercer POP para ajustar la flota comunitaria se inició en la Unión Europea en el año 1991 y con el mismo se pretendía pasar en seis años, hasta diciembre de 1996, de 2,04 millones de TRB a 1,87 millones de TRB. Trascurridos cinco años desde que comenzó su aplicación, la flota comunitaria ha cumplido globalmente con esos objetivos.

Sin embargo, mientras unos países, como es el caso de España o Portugal y Dinamarca, han llevado a cabo un ajuste muy superior al exigido por la Unión Europea, otros Estados miembros han hecho todo lo contrario. Entre estos últimos se encuentra el Reino Unido, que prácticamente ha mantenido su peso, mientras Holanda, lejos de reducir su TRB, lo ha aumentado.

18.323 barcos

Del conjunto de los países miembros, España ocupa el primer lugar en la reducción de la flota, tanto en porcentaje como en TRB total. En 1991, la flota contaba con 19.850 barcos con 673.000 TRB y el objetivo exigido por la Comisión era llegar a diciembre de este año con solamente 618.000 TRB. A 31 de diciembre del pasado año, la flota estaba compuesta por 18.323 barcos, con sólo 506.000 TRB. De 111.000 TRB que ha recortado la flota española por encima de las exigencias de la Unión Europea, 60.000 toneladas corresponden a buques arrastreros y polivalentes que operaban en aguas internacionales, 36.000 TRB a arrastreros y cerqueros en aguas comunitarias y 12.000 TRB a atuneros en aguas internacionales o de terceros países.

En la evolución de la flota española ha jugado un papel decisivo la aplicación desde 1994 del llamado Plan de Flota (1994-1999), según el cual se invertirán más de 400.000 millones de pesetas para adecuar el sector desde la pesquería a la transformación. En el caso del ajuste de flota, se prevé un recorte de la misma por desguace de unas 900 unidades con una capacidad de 120.000 TRB.

En esta línea, destaca la eliminación también de flota vía la salida de barcos a terceros países o para la constitución de empresas mixtas. Ello va a suponer que, no sólamente no van a dejar de pescar los barcos españoles, sino que pueden aumentar las capturas, aunque con otras banderas y con una incorporación progresiva de trabajadores de esos países frente a la mano de obra netamente española, como sucede en la actualidad.