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EURO 96

Italia se baja del pedestal

La República Checa firma la sorpresa y descubre que el método de Sacchi es vulnerable

Ramon Besa

La República Checa bajó a Italia de la pasarela de la Eurocopa. Los checos siempre han sido mal enemigo para cualquier ilustre. No acostumbran a mirar quién tienen enfrente, ni dónde se juega el partido, ni qué valor tiene. Igual pierden con naturalidad con Alemania que le ganan a Italia, como sucedió anoche. Mostraron que el método de Sacchi no sólo no es infalible sino que es vulnerable. Pagó cara su altanería el seleccionador italiano. El partido se apagó con la sensación de que le faltó luz por la ausencia de jugadores clarividentes como Zola, postergado hasta el último cuarto.Italia jamás estuvo cómoda en la cancha. Fue a remolque desde que Sacchi pintó la pizarra y cambió a medio equipo pese a ganar. a Rusia. De nada le sirvió mantener al cuarteto defensivo. El colectivo se agujeró por el ombligo del campo. La pérdida del sitio de Dino Baggio arrastró a todo el grupo. Patética resultó la defensa que hizo Italia del carril izquierdo. Maldini, el punto de referencia del fútbol italiano, fue retratado tres veces seguidas por Poborsky.

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Soberbia

Los checos rompieron el choque desde la arrancada por su banda derecha. El equipo de Uhrin salió muy altivo al campo. La presión, velocidad y anticipación que tuvo le permitió desnudar a Italia. El partido tuvo el ritmo que nunca le gustó a Sacchi. Los checos atropellaron al contrario. No le dieron respiro.

No habían transcurrido ni cuatro vueltas de reloj y la defensa más solvente del fútbol continental ya había recibido un gol.

Pudo recomponer Italia sus líneas con un tanto a la contra de Chiesa. Una pérdida de balón del marcador Suchoparek ratificó que el grupo de Sacchi practica más la recuperación que la conducción del cuero. Los italianos trataron desde entonces de calmar la contienda. No pudieron. López Nieto, el árbitro del partido, expulsó a Apolloni y obligó a Sacchi a reorganizar otra vez: bajó a Donadoni al lateral izquierdo mientras Maldini pasaba al eje central de la zaga. Fue un suicidio.

Kuka se ofreció en el flanco derecho y montó el segundo gol con el mismo dibujo que el primero: recepción y centro medido para la llegada de los medios. Italia se quedó atontada. Y Sacchi tuvo que corregir de nuevo el dispositivo: puso a un lateral nato como Carboni y devolvió a Donadoni a su puesto de volante izquierdo. El equipo se asentó de una vez, aguantó hasta el descanso y encaró el segundo tiempo con mejor aspecto.

Los checos bajaron algo los brazos y cedieron la iniciativa. Italia se acabó metiendo en el partido y la contienda se equilibró, ya con Italia al mando. Fue un diálogo muy abierto. La entrada de Casiraglii y de Smicer reforzó las opciones de gol.

Los italianos trabajaron a destajo buscando posiciones de remate. Les faltó, sin embargo, lucidez. Ya desquiciado, Sacchi acabó por poner en el campo a la misma pareja que debutó contra Italia. La entrada de Zola clarificó el ataque. Pero los checos replicaron cada jugada italiana con una contra fulminante, directa y agresiva. Peruzzi tuvo que esforzarse para mantener a su equipo en el partido hasta el final. La soberbia actuación del meta permitió que el partido acabara con una pincelada de Zola: le puso el gol en la bota de Casiraghi, pero el ariete erró. Nunca Italia había estado tan fallona como ayer en Liverpool.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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