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Tribuna
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Soberbia

Sacchi. El seleccionador italiano pecó de soberbia. Su fe en el sistema y en el poder intrínseco del fútbol italiano le llevaron a reservar cinco titulares, entre ellos Zola. Y a tomar disposiciones difícilmente explicables en la colocación de jugadores y en alguno de los cambios. El desarrollo del partido hizo ver que a Italia no le sobraba tanto y que de hecho tiró el primer tiempo por la ventana.Maldini. Las disfunciones de Italia en la primera parte fueron más visibles en la zona de Maldini. Nunca se le ha visto tan desbordado. Claro, que si miraba frente a sí, donde tenía a Donadoni, o a su derecha, donde Costacurta y Mussi se liabán a la hora de hacer el fuera de juego, no era para estar tranquilo. Pero éI también tuvo su culpa. Poborsky le pudo siempre, y en general el que se metió en su zona salió triunfánte y colocó un centro peligroso al área. Ya es noticia que Maldini se vea en apuros.

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Italia se baja del pedestal

Lo bueno. La Italia de Sacchi no ama el juego, no ama el balón, pero es buena para robarlo y para atacar con rapidez. Eso lo hizo bien mientras tuvo 11 sobre el terreno y mejor todavía cuando se quedó con 10. El segundo tiempo de Italia fue entre otras cosas una exhibición de coraje, de orgullo, de autoestima de futbolistas que se saben representantes de un fútbol de altura y que defendieron hasta el final su prestigio. Durante los minutos que estuvo Zola en el campo hubo además magia. Lo que ocurre es que Sacchi nos negó durante muchisimos minutos al genial mediapunta.

Chiesa. Velocidad pura e instinto de delantero. Para él no hay lanzamiento inalcanzable. Italia, país de la gran tradición defensiva, ha empezado últiriamente a fabricar delanteros envidiables.

República Checa. Tiene muchos jugadores en la Bundesliga y emplea el mismo sistema que Alemania. En realidad parece una copia mala de la selección alemana. Voluntad y media docena de jugadores aceptables. Lo justo para ganar a una Italia automutilada y que no tuvo suerte.

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