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Tribuna
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EL CUADERNO DE VALDANO

Jorge Valdano

Es hora de ponerse los pies. Los porteros son jugadores que tienen la ventaja de poder usar las manos dentro del área. La mayoría de ellos dejan la impresión de querer compensar ese privilegio reglamentario: se ponen las manos y se quitan los pies. Hay algunos que tienen una inseguridad llamativa para resolver situaciones sencillas: dudan, zapatean, miran el balón como si lo fueran a descuartizar y terminan tirándolo fuerte y a cualquier parte, muchas veces ni le aciertan a lo verde. En esta Eurocopa, entre torpezas con los pies, dos costaron goles (Cherchesov, Rusia, y Víctor Bahía, Portugal). Me contaron que el gran Alfredo Di Stéfano, ante un despeje desafortunado de un defensa, se le acercó para hacerle una aclaración: "Me la tenés que dar a mí no a Bernabéu". Pues eso.Hay que cuidarse (del resultado). La selección inglesa debutó jugando un pésimo partido y la prensa nacional decidió convertir la vida privada de los jugadores en un espectáculo. Al parecer algunos le tienen gusto al alcohol y la noche; la afición está que trina, no es para menos, lo dice la prensa... Hace sólo dos años una discoteca se puso de moda en Milán y después de los partidos varios jugadores de los dos equipos de la ciudad iban a descargar sus tensiones con copas y baile. El Inter llevaba una pésima temporada y desde mismo club se culpaba a los jugadores por su irresponsable comportamiento. El Milan completó una excelente temporada y para los responsables médicos del club la discoteca era el vehículo para el equilibrio psicofísico de los jugadores. Inglaterra juega mañana contra Escocia; si pierden será mejor que los jugadores se vayan a dormir. Si ganan pueden beber lo que les dé la gana: una ronda la paga la afición y la otra el periodismo. Así suele ser esto.

Tiempo muerto. Yo estaba cuidando el huerto futbolístico te meroso de la alianza entre los directivos del fútbol y los de la televisión. Quieren trocear los partidos para venderlos mejor, pensé. Ahí tenía entretenida mis defensas cuando Sacchi me atacó por la espalda: "Es importante introducir tiempos muertos para que los entrenadores podamos intervenir con correcciones", dijo. Dios nos libre de los cientifistas que todavía no entendieron que el fútbol es un hecho cultural y que (gracias Fellini) "no se puede interrumpir una emoción". Ese deseo de invadir el espectáculo es de una soberbia, seguramente in consciente, monumental.

Homenaje a Hagi. Es un tipo de jugador en peligro de extinción. Es un grito de rebeldía contra la táctica. El entrenador, tiza en mano, tiembla intentando buscarle un lugar en el campo: ¿Por la izquierda o por el centro, de delantero o de medio campista? Los jugadores como Hagi necesitan de un equipo con un andamiaje firme armado por sus 10 compañeros para disfrutar del privilegio de la libertad. Regatea de maradoniana manera, tiene más capacidad para el tiro que sensibilidad para el pase y más precisión para los servicios largos que para los cortos, sabe proteger el balón y abarcar el campo entero con su mirada. No tengo que hacer ningún esfuerzo para meterlo en la memoria con todos los honores porque se trata de un grande, y los grandes se acomodan solos en el recuerdo.

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