"El patrimonio de Madrid son los madrileños"
Los castellanohablantes, mechero en mano alzada, aprendimos a corear, mediados los setenta, el cacareo valiente de la "gallineta" que gritaba: "Visca la revoluçió". Era un acercamiento básico al idioma catalán, himnos imprescindibles en el posfranquismo, de obligado repaso por si las moscas. Lluís Llach, Girona 1948, se autodefine como un "niño rural y pequéñoburgués, educado con valores de derechas, que tuvo la suerte de descubrirse una vocecita aprovechable". Ahora, con un merecido puesto en el trajín progresista de la nova cançó, se ha retirado a un pueblo cuyo nombre no sale en los mapas, pero da título a un elepé, Porrera, el último de Llach, con letras del poeta Martí i Pol. Los 400 habitantes de Porrera sencillamente le quieren, pero ni le dejan ganar al billar por ser quien es ni le perdonan su escasa afición al vino.Pregunta. ¿Sabe que en Madrid han subido las ventas de diccionarios de catalán?
Respuesta. Es fantástico que las cosas vayan de un lado para otro. Los catalanes fuimos los malos de la película, insolidarios y racistas. Ahora somos fantásticos colaboradores. En el fondo, sabemos que los madrileños son la gente más acogedora de España, pero son conceptos manipulados por el poder de forma muy peligrosa.
P. ¿Es usted la estrella de Porrera?
R. En absoluto. El mundo rural cultiva una rara sabiduría que mide la celebridad, sin la mediocre vanidad de las ciudades.
P. ¿Su vuelta a las ciudades es traumática?
R. Yo soy un niño rural que descubrí el mundo urbano a los 16 años. Barcelona ha sido mi ciudad por muchas causas, y jamás sospeché que terminaría viviendo en Porrera, un pueblo mal comunicado, por carreteras que no conducen a ningún sitio.
P. El público de Madrid le quiere..
R. Me gritan cosas que no escucho en ningún otro lugar. Su capacidad de emisión es increíble. Eso se agradece muchísimo porque cantar en una gran ciudad siempre es un estreno.
P. Recientemente, otro polaco, Vázquez, Montalbán, visitaba la Corte.
R. Es uno de los escritores con la cabeza mejor organizada que. conozco. Para Madrid, la capitalidad es un problema porque la confunden, con el poder. Además, esta ciudad es una injusticia para el ciudadano.
P. ¿Por qué?
R. Porque no está pensada para él. Parece construida para embajadores y ministros. El gran patrimonio de Madrid son los madrileños. Cuando alguien me pregunta qué puede hacer en su visita a Madrid, siempre digo: enamórate de los madrileños.
Lluís Llach. 12 a 16 de junio. Teatro Albéniz. De 1.700 a 2.500 pesetas.
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