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Entrevista:

"En pocos años, el Estado puede limitarse a administrar el Museo del Prado"

Convertido en uno de los últimos socialistas que conserva un cargo público, Francisco Vázquez propone que, desde la oposición, el PSOE se replantee las relaciones con los nacionalistas y se acerque a los sindicatos. El alcalde de La Coruña y secretario general del PSOE gallego, de 50 años, coquetea con la idea de enfrentarse a Manuel Fraga en las próximas elecciones autonómicas.Pregunta. Hasta ahora, derrotar a Fraga ha sido una misión imposible.

Respuesta. Esta vez creo que nos favorece que se presente. Otro candidato podría ofrecer una idea de renovación o de distanciamiento del aparato del PP nacional. Fraga representa todo lo contrario: la supeditación de Galicia a los intereses de Aznar. Está preso de una gran contradicción política y ahora ha perdido la imagen de salvador con que llegó hace ocho años.

P. ¿Qué circunstancias le empujarían a enfrentarse a él?

R. No lo descarto, pero es algo que hay que valorar. El PSOE gallego ha pasado en año y medio de una situación caótica a la tranquilidad e integración internas. Yo sé que soy la imagen histórica del socialismo gallego y puedo prestar un gran servicio al partido. Pero nuestro problema ha sido girar siempre en torno a personas, y por eso cada derrota electoral ha provocado una revolución interna. Mi idea es fortalecer el partido para que funcione al margen de los resultados electorales y no vincular nuestra imagen a una sola persona.

P. Con Fraga parece tener una relación de amor-odio.

R. Fraga es un político acorde con su biografia: no admite la réplica. Cuando hacía las cosas bien, no se me caían los anillos por reconocerlo. Ahora lleva un tiempo haciéndolas ininterrumpidamente mal, y yo ejerzo mi labor de oposición en una situación muy dificil. Lo de "la calle es mía" se ha convertido en "Galicia es mía". No tenemos acceso a los medios de comunicación públicos, no nos reconocen siquiera el estatuto protocolario de oposición... Tampoco le puedo perdonar que retirara el recurso de inconstitucionalidad contra el traspaso del IRPF porque lo exigiese Pujol como condición previa a la investidura de Aznar. Eso ha dejado a Galicia a los pies de los caballos, y es un delito de lesa traición.

P. A alguna gente puede chocarle las críticas del PSOE al pacto PP-CIU cuando Pujol era su socio hace unas semanas.

R. Yo no fui en su día partidario del pacto con CiU porque no involucraba a los nacionalistas en el Gobierno. Pero en esa etapa el PSOE fue intransigente en la defensa de una visión de Estado. Los primeros pasos del PP indican que, o bien no tiene visión de Estado, o con tal de gobernar está dispuesto a venderlo. Es grave que voces minoritarias como las de los nacionalistas estén marcando las líneas maestras de la configuración del Estado. Pujol va a intentar que se tomen medidas irreversibles y nadie se preocupa de fijar un límite. Así, cada elección determinará cómo va a funcionar el Estado. Eso no hay sociedad que lo aguante. No podemos tener un referéndum de Quebec cada dos años. De una vez por todas, hay que decir: "Hasta aquí".

P. ¿Realmente cree que el Estado está en peligro?

R. La capacidad del Estado para influir en los ciudadanos se está reduciendo a unos límites testimoniales, tanto por las autonomías como por el proceso de integración europea. Pujol quiere sacar contenido al Estado para reforzar la idea de cuasi-Estado de Cataluña. En muy pocos, años puede existir una cuasifederación de autonomías con capacidad para legislar en política fiscal, y el papel del Estado, pues... será administrar el Museo del Prado, me imagino. En el PSOE tampoco están las ideas claras. Hay que reconsiderar nuestras relaciones. Yo puedo dudar de la conveniencia de estar en la oposición a CiU en Madrid y a la vez hacerle una oposición light en Barcelona, o de gobernar con el PNV en el País Vasco. Es una contradicción que tenemos que debatir. El discurso contra el traspaso del IRPF llega desde Galicia o Extremadura cuando tenía que ser el mismo para todo el país. Si yo defiendo las posiciones de Galicia, lo hago por los principios socialistas de igualdad y solidaridad.

P. La crispación políticomediática amainó tras las elecciones, pero parece resurgir en los últimos días.

R. Es la continuación de una estrategia que apunta directamente a González. La crispación se ha renovado porque las elecciones arrojaron un resultado de empate técnico y la figura de González sigue ejerciendo una influencia determinante para millones de españoles. En la derecha hay gente a la que le preocupa una situación griega, un regreso de Papandreu... El caso GAL está muy ligado a cuestiones financieras como las crisis de KIO o Banesto. Hay protagonistas, documentaciones, medios de comunicación, etcétera, entrelazados en ambas causas, y de ahí que tenga la sensación de que en todo esto hay mucho de montaje.

P. Se habla de buscar una solución política.

R. Tiene que haberla rápidamente. La sociedad española no puede estar sometida a que las instituciones del Estado se pongan bajo sospecha cada día por las declaraciones de presuntos delincuentes. El Supremo debería reunificarlo todo, hacer un juicio rápido, llegar al fondo, depurar responsabilidades y darle carpetazo de una vez. Lo que no se puede soportar es que esto dure hasta el año 2015, mientras se hace pimpampum contra los socialistas.

P. Hace tiempo, usted sugirió que esto podría haberse solucionado con una declaración clarificatoria de González...

R. Posiblemente el Gobierno anterior debió de haber cerrado el asunto, porque ante una cuestión de éstas hay que asumir esa responsabilidad cerrando el caso de la manera más legal posible. Pero en este momento González ya no tiene. que intervenir porque sería hacerle el juego a los que han intentado involucrarlo desde el primer momento.

P. Con la derrota dulce del 3-M también parece haberse acabado el debate en el PSOE.

R. No, se ha tranquilizado mucho el partido y se ha afianzado el liderazgo de González. Estar en la oposición nos va a permitir afrontar la renovación ideológica que necesitamos.

P. ¿El acercamiento a IU es posible en la oposición o mientras esté Anguita ... ?

R. No hay nada que hacer. Anguita va a ser juzgado muy duramente por la historia. Sigue siendo un ortodoxo del 17, su programa es inviable y los nuestros son mundos completamente opuestos.

P. Sin embargo, hay gente interesada en tender puentes, como Ribó o Nueva Izquierda.

R. La responsabilidad del PSOE es ser suficientemente abierto para buscar la confluencia de sectores de la izquierda al margen de los comunistas. Ahí puede estar Nueva Izquierda y también los sindicatos, porque hay una figura política emergente que es Antonio Gutiérrez.

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