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RADIOGRAFÍA DEL CAMPEONATO

Mucha liga, poco fútbol

El triunfo del Atlético deja profundas heridas en Real Madrid y Barcelona

Santiago Segurola

La peor Liga de los últimos tiempos comenzó a cocinarse en el ferroagosto. Como si el sol hubiera debilitado las neuronas de los dirigentes del deporte y el fútbol español. Un campeonato que necesitaba recortarse se alargó mucho mas allá de lo sensato, con 22 equipos y una sensación de desgobierno que ha mediatizado gran parte de la temporada. No podía ser de otra manera: el fútbol ha sido malo, estragante. Ha sido una temporada para equipos militarizados, sometidos a la mano firme de los entrenadores, a un régimen de tutelaje muy severo, porque esta Liga nació contradictoria: ha sido interminable, pero no ha permitido ninguna distracción. Los que se distrajeron por ahí -Real Madrid, Barca, Deportivo y Zaragoza- perdieron el hilo de la Liga y no lo volvieron a encontrar.Hubo cansancio antes de comenzar o miedo al cansancio. El único decidido fue el Atlético, por necesidad y por convicción. Antic no podía permitirse el lujo de especular con el calendario y la curva de esfuerzos, no fuera a seguir la misma senda que la montonera de entrenadores que le precedieron en el banco del Atlético. Así que el Atlético salió como un tiro y puso tierra. Fue el único equipo que tenía un plan diseñado en una Liga que cogió por sorpresa a demasiados equipos. El desconcierto se apoderó del Madrid -en el tercer partido, Chamartín era un polvorín-, del Deportivo, que perdió gas de repente, del Barca que estiraba la goma en medio de una guerra civil. Incluso el Valencia tardó en encontrar el compás de la temporada.

Las dudas de los equipos se transmitieron al juego, que naturalmente fue dudoso. Reconocibles hubo tres: el Atlético, el Valencia y el Espanyol. Antic patrocinó un esquema clásico (4-4-2) que en el Atlético tuvo un valor contracultural. Nunca un equipo tan habituado al contragolpe se ha adaptado con tanta naturalidad al fútbol directo, de ocupación del terreno adversario, una conquista por las bravas, con mucha pelota larga, juego alto y gran atención a los lanzamientos de faltas y saques de esquina. Se llegó a pensar que el Atlético jugaba a buscar la falta porque se encontraba más cómodo con la pelota parada que con el balón en movimiento.

El Valencia le apretó a la vieja manera de Luis, que armó un equipo competitivo y afinado frente al gol. Mijatovic fue el jugador del campeonato por goles, instinto y calidad, tanta que el Madrid le reclamó para comenzar su refundación futbolística. Porque ésa fue otra: la Liga dejó muchas víctimas en la Liga. El Madrid derribó al presidente Mendoza y al entrenador Valdano. Michel se fue y su despedida anunció el final de una época, quizá de una manera de entender el juego.

El Real Madrid y el Barcelona representaron el carácter de la temporada. Los dos se desangraron en medio de violentas guerras intestinas. Al Madrid le sobró debilidad institucional y al Barça le faltó estilo. La destitución del holandés Cruyff fue la noticia del año y la consecuencia de su deteriorada relación con el, presidente Núñez. Pero si hay, que interpretar los signos futbolísticos, la salida de Cruyff se entiende perfectamente en esta temporada de poco fútbol. Decididamente han sido malos tiempos para la lírica.

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