Libremente encarcelados
Desde hace tiempo vengo fijándome en el crecimiento de Móstoles, localidad donde vivo.Yo, en mi barrio, siempre había visto a niños inquietos corriendo por todos lados, que llamaban a sus madres para que les vieran cruzar la carretera cuando querían comprarse un helado en el quiosco de enfrente, e incluso veía más niños en el campo desierto en que hoy en día se encuentra el polideportivo.
Ya nada es igual. Ya no veo niños corriendo, jugando y riendo en sus barrios. Cuando paseo, veo un muestrario de edificios rodeados de vallas, como si de una cárcel se tratara, en la que los niños corren asustados, pendientes de aquel extraño que ven atravesar esos límites, quién sabe para qué.
En cada uno de estos paseos me fijo en la inseguridad, que ha hecho de nuestra ciudad un zoológico, y pienso en el miedo que esto me produce, porque si esta inseguridad sigue creciendo, ¿qué nos quedará por encarcelar?-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.