Banquero de carrera

Francisco Luzón, Cañavate (Cuenca), 48 años, es el arquetipo de lo que podría definirse como un banquero de carrera. Una carrera marcada, al menos en sus comienzos, por Pedro Toledo, el fallecido presidente del Banco Vizcaya, primero, y copresidente del Banco Bilbao Vizcaya (BBV), después. Luzón era uno de sus hombres de confianza, como demuestra el hecho de que llegó a ser consejero de BBV-Holdings, sociedad encargada de llevar a cabo el proceso de fusión entre el Bilbao y el Vizcaya. Tras la muerte de Toledo, el hasta hoy presidente de Argentaria fue uno más de los hombres del Vizcaya que abandonaron el BBV. El destino de Francisco Luzón era atractivo: la presidencia del Banco Exterior, en sustitución del ex superministro de Economía Miguel Boyer. Y el objetivo, encomendado por Carlos Solchaga, tentador: formar un gran grupo bancario público, reordenarlo y sacarlo al mercado. Ocho años después, Luzón se va con la pequeña frustración de no haber culminado totalmente su sueño. Sin embargo, deja un grupo bancario puntero, con más de 650.000 accionistas (después de tres privatizaciones parciales que han reducido la participación del Estado al 26%) y unos beneficios anuales de casi 75.000 millones de pesetas.