La fiesta de los toros

En nombre de la junta directiva de la Confederación de Asociaciones Profesionales Taurinas me dirijo a usted con el ánimo de ver recogidas en este diario una serie de informaciones que no hemos conseguido hacer llegar al responsable de su sección taurina. Pensamos que la información que han recibido del diario EL PAÍS los profesionales taurinos, los aficionados, los espectadores y la opinión pública en general ha sido parcial y negativa para esta confederación, legalmente constituida y legítimamente activa en la defensa de los intereses de nuestros asociados.El objetivo de la Confederación de Asociaciones Profesionales Taurinas, tal como se informó en conferencia de prensa y en la asamblea de asociados, es la de participar en el control y regulación de la fiesta, que consideramos intervenida en exceso por las normas. No proponemos ni hemos propuesto nunca una fiesta sin ley ni reglamento, sino la profesionalización de los estamentos encargados de ese control, especialmente presidente y veterinarios, ahora en manos de la autoridad policial y gubernativa. Queremos que el control de la fiesta lo ejerzan expertos, independientes tanto del poder político y de las administraciones gubernativas como de las propias organizaciones profesionales taurinas. No pretendemos, evidentemente, defraudar a los espectadores, porque sería tanto como atentar contra nuestros clientes y, en definitiva, contra el futuro del espectáculo del que vivimos, del que queremos ser corresponsables y al que queremos ayudar a desarrollarse en toda su dimensión de fiesta y de tradición cultural.

Respecto de la orden ministerial que acompaña al nuevo Reglamento Taurino, no es la panacea de nuestras aspiraciones. Es, simplemente, un punto de racionalidad imprescindible dentro de una norma que tiende de nuevo a identificar a los profesionales taurinos como presuntos culpables de fraude.- Secretario general adjunto de la Confederación de Asociaciones Profesionales Taurinas.