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Entrevista:JESÚS FRANCOCINEASTA

"Madrid es mitad Detroit, mitad Villaconejos"

El hombre que ha charlado con John Ford embutido en un pijama y rascándose los pies, que fue amigo de Orson Welles y tuvo en sus manos el pedazo de Necronomicón salvado del fuego inquisidor, el realizador más prolífico del cine español, 160 películas, estrena su último título, Killer Barbies, que es también el nombre de una banda de rock. Con casi 60 años y coleta cana, tiene la doble condición de ángel y diablo, candidato perfecto a la redención.En 1961, año en que se estrenan las películas Viridiana Y Necronomicón, el Vaticano le condena en vida a compartir con Luis Buñuel una habitación en el infierno. A sí mismo se ha llamado Clifford Brown o Toni Falk, sus ídolos del jazz. Alguien le puso Jess Frank, que le dejó perplejo de puro hortera. Le han tachado de pornógrafo, sacrílego y mercenario del cine de casquería, género que los modernos llaman gore.

Pregunta. ¿Por qué le reconocen precisamente los jóvenes?

Respuesta. Eso habría que preguntárselo a ellos. Pero no me extraña porque es algo que está pasando hace tiempo en el Reino Unido, Estados Unidos y ahora en Italia.

P. ¿Cómo se ha entendido con Santiago Segura?

R. Como Dios. Es un tipo raro en el sentido excepcional de la palabra, un actor con un talento fuera de lo normal, un animal cinematográfico que, por fortuna, no es consciente de ello.

P. Ha rodado usted en el mundo entero.

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R. Argentina, Brasil, Venezuela, Puerto Rico, Estados Unidos, Italia, Turquía o Alemania. Excepto en Canadá, donde me negué a causa del frío.

P. En Madrid tampoco ha trabajado mucho.

R. Sin embargo, fue en Madrid donde empecé a hacer cine. Eran los cincuenta, en plena censura. Como estaba empeñado en ser director, me escapé literalmente a París para saber qué coño se hacía en el mundo. Volví cuando me llamó Bardem para trabajar con él en Cómicos. Madrid se acaba enseguida. Es la única ciudad que conozco donde para rodar tres planos creíbles tienes que hacer panorámicas. Sólo da para hacer un genero casposo, cutre y aburrida.

P. ¿Y para vivir?

R. Con Madrid me llevo bastante mal porque son dos ciudades paralelas. Siempre digo que es mitad Detroit, mitad Villaconejos. Tiene un ruido infernal y es muy difícil de habitar. Nací en Claudio Coello y estudié en el Ramiro de Maeztu. Madrid no ha sido nunca una ciudad bellísima, pero tenía un aire limpio, una atmósfera transparente y un agua deliciosa que hoy se vende embotellada a 20 duros.

Estreno de Killer Barbies, miércoles 8, a las 22.00 horas, en el cine Bellas Artes. Marqués de Casa Riera, 4. Metro Banco de España.

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