El Oviedo no encuentra la tranquilidad
El Oviedo se resiste a sumar los puntos de la tranquilidad. Anda rondándola desde hace semanas, de tal modo que no se sabe si su nivel de juego es producto del exceso de confianza o de la escasez de recursos. Al Celta le bastó esbozar tres o cuatro contraataques para que se creyera dueño del partido. En el primer tiempo, la movilidad de Sánchez y la amenaza permanente de Gudelj, que tuvo la victoria en sus botas, hicieron que el Oviedo fuera un mar de dudas en su defensa.Pero el equipo azul enfada a su afición por su falta de criterio en el centro del campo, donde Onopko aparece muy limitado en su parcelita y Dubovsky es la personificación del caos. Delante de ellos, Oli está peleado. con el gol y Carlos quiere llegar a todas, pero apenas caza alguna.
Al Celta se le vio sobrado. Con la llave de la permanencia en el bolsillo desde hace tiempo, el equipo vigués no tenía obligación alguna de deleitar, ni nada parecido. Más bien fue lo segundo. Le bastó que Gudelj acertara en la primera llegada céltica ante el marco rival.
Cuando al Oviedo se le ponen mal las cosas, su técnico es muy aficionado a ir acumulando delanteros en el equipo, hasta llegar a formar un atasco en el ataque. Ayer estaba intentando algo parecido, pero el Celta se hizo a sí mismo acreedor a recibir el gol del empate, que acabó llegando gracias a un penalti.
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