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FÚTBOL 39ª JORNADA DE LIGA

Raúl sepulta al Rayo

El Valladolid coge aire con 22 minutos explosivos de su extremo

JOSÉ MIGUÉLEZ Todo lo que sucedió ayer en Vallecas pasó a partir del minuto 68. Fue en ese preciso instante cuando Cantatore sacó de la bolsa de viaje a Raúl y el Valladolid aparcado ordenadamente hasta entonces junto a su portería, se decidió a ir en busca del partido. Fue saltar al campo el joven extremo, envenenar con sus revoltosas carreras el último tercio del campo, y, al instante, apareció la victoria visitante.

Raúl tiene incrustada la velocidad en el cuerpo. Es una bala que Cantatore esconde en la recámara hasta el último momento. Un arma que encaja a las mil maravillas en la invariable política del chileno, ésa con la que el Valladolid ha logrado fabricarse todos sus sueños de salvación. Cantatore divide los partidos en dos: los 70 minutos iniciales y los 20 finales. En los primeros, en los que sus jugadores se aplican por entero a dormir el partido y bloquear las vías de creación del rival, no debe suceder absolutamente nada. En la fase final, el Valladolid estrena su ataque y persigue el triunfo. O sea, una actitud ventajista, pero en realidad arriesgada: Cantatore reduce el encuentro a un cuarto de hora; y en ese corto periodo de tiempo se tiene que hacer todo.

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Cantatore repitió ayer en Vallecas la misma fórmula. Inutilizó el juego durante una hora larga con un planteamiento conservador que ahogó al Rayo y enseño la cara sólo al final, cuando apareció Raúl. El extremo lo hizo todo: dobló a la defensa del Rayo con su electricidad, construyó media docena de ocasiones a golpe de velocidad y firmó las acciones de los dos penaltis (el primero tuvo toda la pinta de no ser tal). Por si fuera poco protagonismo, Raúl hasta se llevó un señor puñetazo de Palacios. Carmona Méndez, pese al grifo de sangre que se abrió en su nariz, pasó por alto el lance.

Con el 0-2, el Valladolid recogió aire para la recta final del campeonato (se aleja del descenso y deja de su lado el balance particular con el Rayo). A los de Vallecas les sucedió justo lo contrario: se han quedado sin oxigeno a las mismas puertas de la Se gunda División. La promoción, un mal menor hasta ayer, se ha convertido ya en la única esperanza del Rayo. El (equipo sigue en plena caída de puntos (sólo ha sumado uno de los últimos 21 disputados) y sus dueños empiezan a sentirse, víctimas de una conspiración arbitral, señal inequívoca de que ya ven todo perdido. A la deteriorada salud del Rayo le queda aún un foco de luz: la visita a Mérida de la próxima jornada. A vida o muerte.

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