Hollywood versus, España
Hay una cosa que nunca lograré entender: las personas deberían amar lo propio antes que lo ajeno. El cine español es un buen augurio a esta afirmación.En nuestro país, el público prefiere ver una superproducción norteamericana que una película hecha aquí. Parece ser que Arnold, Sharon Stone y Mister Pitt son mucho más "interesantes" y "buenos actores" que Carmelo Gómez, Ana Alvarez o, incluso, el melenudo Santiago Segura. Tampoco los directores españoles tienen nada que envidiar a los americanos. Estos últimos insisten en dirigir filmes "patriótico-yankis", como Forest Gump o Apollo XIII, o dramas lacrimógenos y tiernos como Sentido y sensibilidad o Tomates verdes fritos. Con la excepción de Quentin Tarantino y del mexicano Robert Rodríguez, los directores made in USA son personajes populares carentes de imaginación. Y es que, como ya es sabido, Hollywood es meramente una olla de falsedades, donde no faltan convenciones, ruedas de prensa, intercambios de pareja y golpes bajos entre actores. Solamente Antonio Banderas ha sido capaz de traspasar la barrera que Hollywood pone para los de fuera (aunque en su caso ha sido gracias a su físico varonil tipical spanish).Ya es hora de que el cine español tenga la aceptación que se merece. ¡A quién le importan las absurdas y aburridas historias que realizan los yankis! El cine español es calidad y, sobre todo, un equipo de buenos profesionales. Y esto no es tan difícil de percibir.-