Los sindicatos alemanes amenazan al Gobierno con un enfrentamiento social
Duros ataques contra el Gobierno federal y los empresarios, a quienes amenazan, con la confrontación social, marcaron las intervenciones de los dirigentes sindicales en los diferentes mítines del Primero de Mayo en Alemania. Grupos de anarcos y ultraizquierdistas participaron en manifestaciones violentas con numerosos heridos y daños en Berlín, donde la Federación Alemana de Sindicatos (DGB) celebró su mitin central, al que asistieron unas 20.000 personas.
El ministro federal de Trabajo, el democristiano Norbert Bluem (CDU), declaró ayer que "después del Primero de Mayo viene el segundo y después de los mítines, la vida cotidiana. Los problemas no se resuelven con confrontación, sino, con cooperaciónEl Primero de Mayo de este año en Alemania estuvo marcado por la respuesta sindical al paquete de recortes sociales. En el acto central de la DGB, que se celebró por primera vez en el Berlín reunificado, el presidente Dieter Schulte, vestido con traje y corbata, sacó a relucir sus retórica más combativa contra el Gobierno y la patronal. No le sirvió para acallar a un grupo de alborotadores de una llamada Asociación de sindicalistas críticos, que no cesaron durante todo el mitin de abuchear, pitar e insultar a Schulte con gritos de "¡cállate!", "¡mentiroso!" e "¡hipócrita!". Sin inmutarse por los gritos, ni replicar a los alborotadores, Schulte recitaba un discurso con tonos amenazadores.
Advirtió el presidente de la DGB contra el intento de reducir el pago salarial en caso de enfermedad y dijo que "quien atenta contra el pago de salario completo a los enfermos está jugando con fuego" y recordó que esa conquista social se logró tras una larga huelga en los años cincuenta. Criticó Schulte la alianza entre el Gobierno y empresarios en un "pacto contra el empleo" y acusó al Gobierno de "lacayo de la patronal". Según Schulte, Gobierno y empresarios ignoran la mano tendida de los sindicatos y si desmantelan el estado social, se encontrarán con el puño cerrado como respuesta. Afirmó Schulte que la culpa del costo del trabajo en Alemania no la tienen los salarios y argumentó que en los últimos 15 años los salarios crecieron un 3% y los beneficios empresariales un 18 %.
En la ciudad de Bremen los actos del 1 de mayo se celebraron a las puertas de los astilleros Vulkan, que esa misma noche habían dejado de existir al declararse la quiebra, con lo que 4.500 trabajadores se suman a los más de cuatro millones que afrontan un futuro incierto. En los alrededores de Berlín, los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y grupos de jóvenes provocaron 35 heridos y otros 25 fueron interrogados por la policía después de los incidentes.
Moscú dividida y fiesta cubana
En Rusia, unos tres millones y medio de personas participaron en las manifestaciones del Primero de Mayo, informa La capital Moscú se dividió entre rojos y blancos, con manifestaciones paralelas que el líder comunista Guennadi Ziugánov y el presidente ruso, Borís Yeltsin, aprovecharon para alardear de su apoyo popular ante las elecciones. Ambas manifestaciones incluyeron en la plaza que alberga el monumento a Marx, aunque separadas por un fuerte cordón de seguridad.El desfile del Primero de Mayo en Cuba, después de tres años sin celebrarse debido a la crisis, fue organizado por las autoridades como en los viejos tiempos socialistas, con muchos autobuses de movilizados, banderas rojas y cubanas y consignas por la patria y contra Estados Unidos, como "Fidel, seguro, a los yanquis dale duro", informa Mauricio Vicent. Más de un millón de personas marchó por la Plaza de la Revolución de La Habana, y según cálculos oficiales, otros cuatro millones lo hicieron en desfiles similares en el resto de las ciudades y pueblos del país.
En La Habana, un Fidel Castro con buen ánimo y prismáticos militares siguió el desfile desde una tribuna, por donde pasaron desde un contingente de 40.000 bicicletas hasta un pequeño grupo de homosexuales aglutinados alrededor de una bandera del color del arco iris, donada por una organización gay de Estados Unidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.