_
_
_
_

Uno de cada seis maratonianos recibió algún tipo de ayuda médica a lo largo de la carrera

Los servicios médicos de la organización del maratón (Mapoma) no pararon ni un momento el domingo: atendieron a cerca de 1.000 de los 6.000 participantes de calambres, tirones, rozaduras, ampollas, desfallecimientos y enfriamientos. Los 4.700 corredores que consiguieron llegar a la meta volvieron ayer a su trabajo. Atenazados por las agujetas, el día siguiente ha sido duro. Igualmente duro que para los 500 corredores que también terminaron los 42 kilómetros, pero que, al tener el chip de control mal colocado, no han quedado registrados.

Más información
Consejos para recupuerarse

Al colocarse el chip por encima de la rodilla éste no funcionaba bien. Resultado: medio millar de corredores se dieron la gran paliza, pero no han quedado registrados. Con todo, los 4.700 que sí llevaban el artilugio en su sitio -el talón- bastaron para superar el récord de atletas que consiguen su objetivo. Veintiocho participantes quisieron engañar a la organización y atajaron. Fue inútil: el chip los descubrió y han quedado descalificados. Mapoma confía en que el año que viene alcancen la nieta 7.000 corredores. El día siguiente a la gran carrera ha sido peliagudo para los corredores, pero las agu e tas y los dolores no han borrado la satisfacción.Los sueños del contable. Guillermo González, de 39 años, debutó el domingo en el maratón. Al acabar dedicó la carrera a su mujer y a su hijo. Ayer sentía en el trabajo molestias en las articulaciones de la rodilla. Y el domingo por la noche no pudo dormir. "Repasaba una y otra vez la película de la carrera. Pensaba que me podía caer a partir del kilómetro 30", explica. "Es un magnífico recuerdo. La sensación es formidable".

El abogado y los tirones. Luis Gómez, abogado de 45 años, no sentía ayer ninguna molestia. "]He trabajo hoy, y sin ningún problema", dice. "El domingo estaba muy cansado, pero en el fondo acabé bastante bien la prueba, ya que no tuve ningunas ganas de vomitar; eso sí, me dieron tres tirones por la tarde en un músculo de la pierna", añade. "Me pegué una buena siesta, no comí nada, bebí líquidos, luego cené bastante bien, y ya está; ahora estoy contento conmigo mismo".

Las agujetas del directivo. José Luis Dirube, directivo de Mapfre, de 45 años, se quejaba ayer, sobre todo, de las aguj'tas. Pero repetirá "por la satisfación de acabar". Con molestías, hoy ha hecho vida normal: "Me cuesta subir escaleras, al levantarme y andar me duelen las piernas", cuenta. "Durante la carrera me cansé mucho. Llegué a la meta y me paré, y entonces se me agarrotaron las piernas. No podía bajar, ni un bordillo", añade Dirube, que apunta un buen método para relajarse: "Me fui al cine. Anoche dormí bien, muy satisfecho; el año que viene repetiré, entre otras cosas, por el reconocimiento de la gente", dice.

La policía campeona. Montserrat Martínez, de 31 años, funcionaria del Cuerpo Nacional de Policía, fue la mujer mejor clasificada en el maratón del domingo. "Me ha felicitado hasta el comisario", dice. Corrió junto a un atleta, también policía, que le marcó el ritmo adecuado. No ha sentido muchas dolencias al ir hoy al trabajo. "Ayer no pude echarme la siesta de los puros nervios, pero pude dormir bien", aclara. "Me animó muchísimo la gente; eso me ayudó", añade.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Las patatas fritas del tercero. Ramiro Matamoros, de 39 años, terminó el domingo en tercer lugar. Además de atleta, trabaja como vendedor de patatas fritas con una furgoneta. Corrió el domingo su décimosegunda carrera. Ayer, mientras vendía patatas fritas, no se encontraba muy contento del todo con el puesto: "Mi objetivo era ganar, aunque, si soy realista, hay que reconocer que me ganaron los dos que mejores marcas tenían.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_