Homenaje en dólares a los Kennedy
La subasta de bienes de Jacqueline supera todas las previsiones
Hablaban de Camelot, el reinado mítico cuya leyenda revivieron los Kennedy en los EE UU de los años sesenta. Pero lo que ocurrió el martes por la noche en la casa de subastas Sotheby's en Nueva York, en la primera sesión de la venta' de bienes que pertenecieron a Jacqueline Kennedy Onassis, fue más propio del país de. las maravillas de Lewis Carroll. Un lugar de fantasía donde una cinta métrica vale seis millones de pesetas, una silla mecedora de roble se adjudica por 55 millones y alguien compra una caja humidificadora para cigarros puros por 72 millones. Los Kennedy subastan 1.300 objetos de la familia y se están comprando a precios que superan cualquier previsión. En la primera sesión del martes, los hijos de JFK y Jacqueline recaudaron 560 millones de pesetas, seis veces más de lo previsto para esa jornada y rondando casi el total calculado para las cuatro jornadas programadas."Esto es una obscenidad", comentó en privado un periodista americano. Pero en la prensa de Nueva York sólo había ayer elogios y entusiasmo para referirse a lo que fue una sesión histórica, el mayor gesto de respaldo popular a título póstumo para quien fue su vecina más admirada y envidiada. Carente de interés artístico alguno, si la subasta ha de entenderse como un barómetro de la popularidad de los Kennedy en EE UU, la prueba ha quedado más que superada. Y eso que quedan por vender las joyas. "Esto ha estado por encima de nuestras previsiones más descabelladas", dijo Diana Brooks, jefa ejecutiva de Sotheby's y ayer maestra de ceremonias.
Durante, todo el martes, el dispositivo periodístico había estado creciendo alrededor del edificio de Sotheby's, en el lado este de Manhattan, al tiempo que los curiosos se iban concentrando a la espera de ver a algún famoso. La llegada del público a la sala no fue muy distinta al paseíllo de entrada a los Oscar, y Sotheby's se había encargado de decorar la acera como lo hacen en Los Ángeles.
"Quiero. comprar el humidificador de puros de John F. Kennedy", dijo la parte masculina de una pareja ideal tras bajar de la limusina y antes de tomar asiento. "Yo no sé, ya veré si me gusta algo",dijo ella. Pero se retiraron de la puja por el humidificador cuando ésta alcanzó los ocho millones de pesetas. Se fueron y se perdieron lo mejor de la velada: Marvin Shenken, editor de una famosa revista para fumadores de puros, pagó 72 millones de pesetas por la caja de nogal de sobremesa para conservar cigarros. "¿Hasta cuándo estaba dispuesto a seguir pujando?", le preguntaron. "Hasta que me dijeran que era mía", dijo sin dudarlo Shanken mientras se encendía un Montecristo número 2 para la foto.
Un minúsculo reposapiés raído al que acostumbraba a subirse Caroline Kennedy, la hija, del presidente, fue el décimo lote de la noche y señaló el inicio de la bacanal. Su valor se había estimado por debajo de las 20.000 pesetas, pero debido a las pujas previas (Sotheby's había recibido por fax 70.000 de estas pujas por la imposibilidad de acomodar en la sala a todos los interesados), se empezó a subastar por 600.000 y acabó vendiéndose por 3,5 millones de pesetas.
Otros grandes triunfadores de la noche fueron la mecedora de JFK (55 millones de pesetas); un dibujo del ex presidente realizado por Robert Rauschenberg (30 millones); un piano (21 millones) y el discurso de investidura de Kennedy (17 millones). Un caballo de madera de juguete, también de Caroline, superó los diez millones, 25 veces más de lo previsto. Cuadros de mercadillo callejero de los que se guardan en el sótano y mercancía de saldo había en cantidad, pero el objeto que mayor peligro planteaba a la reputación y el buen gusto de Jackie O. fueron dos vasijas francesas de porcelana con motivos grecorromanos y retocadas en oro, rematadas con una pantalla de lámpara que, al menos vistas de lejos, podría decirse que eran robadas de un hotel de Las Vegas.
Durante la sesión, una veintena de empleados de Sotheby's atendía a posibles compradores a través de 90 líneas telefónicas.
John y Caroline Kennedy, que utilizarán, se dice, parte de la recaudación para pagar impuestos sobre la herencia de su madre, no asistieron a la subasta. Pero Diana Brooks dijo: "Estamos seguros de que la familia reaccionará maravillosamente a lo que ha pasado esta noche".
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