Un vecino de Aranjuez copia a mano para su hijo 'El Quijote' en cuatro tomos
Carmelo Martínez es, a sus 53 años, uno de los últimos amanuenses que quedan en Madrid. Este vecino de Aranjuez ha necesitado cuatro años y 20.000 horas de trabajo para copiar a mano la obra cumbre de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Martínez, colchonero de profesión y coleccionista en sus ratos libres, ha hecho el manuscrito para regalárselo a su hijo Diego en el día de su primera comunión.
La obra, encuadernada en piel, en cuatro tomos, pesa tres kilos y medio y lleva un millón de metros de escritura completamente manual, Para esta aventura bibliográfica, Carmelo Martínez ha necesitado cuatro años de trabajo -empezó en noviembre de 1992- y materiales por valor de 108.000 pesetas."Escribía horas enteras, e incluso noches. Para mí es un vicio, una adicción. He hecho a mano 1.200 páginas y 130 dibujos, aunque en realidad han sido muchos más contando los que he tenido que tirar", dice Carmelo, que narra lo trabajoso de los dibujos hechos con pan de oro y tintas de colores, para los que ha utilizado unos rotuladores especiales, en los que se ha gastado 40.000 pesetas.
Otras 42.000 pesetas han ido a parar a los bolígrafos, un precio elevado que podría recuperar con creces ahora. Ya hay coleccionistas que se han puesto en contacto con él para comprarle su obra, ofreciéndole cifras millonarias, pero él se ha negado. "Aunque me dieran su peso en billetes de 10.000 no lo vendería. Es para mi hijo, que lleva mucho tiempo esperándolo".
Por segunda vez
Ésta no es la primera vez que Carmelo Martínez escribe a mano El Quijote. Ya en 1982 realizó esta tarea y tardó 13 meses. Tampoco era ésta la primera vez que se metía en un lío semejante.Carmelo empezó a copiar a mano libros y obras de la literatura española hace ya 31 años. El primero fue una biografía de toreros, y más tarde copió novelas cortas del Siglo de Oro y, prácticamente todos los textos históricos relacionados con Aranjuez. En total, ha llenado unos sesenta tomos y alrededor de setenta millones de metros de escritura.
Además de escribir, este vecino ha mantenido la costumbre familiar de coleccionar objetos que comenzó su abuelo a finales del siglo pasado. Entre las cosas que ha recopilado en su colección hay carteles taurinos del siglo XVIII, programas de fiestas desde 1920, publicidad de comercios y empresas ribereñas ya desaparecidas y más de 700 fotografías antiguas.
En la actualidad sigue con su vicio de escribir a mano y se ocupa de finalizar la copia a mano de la abdicación del rey Carlos IV durante el motín de Aranjuez, y las ordenanzas del rey Carlos III.
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