El Athletic puso atrevimiento
El Tenerife hizo un partido espeso
Hay partidos que se convierten en un test de aptitud, sobre todo cuando, maestro y discípulo dirimen un examen de capacidad por encima de las urgencias; del resultado. Athletic y Tenerife libraban además de cuestiones menores un asunto de orgullo. El Tenerife se hundió en el empeño, convertido en un equipo distante de aquel osado y espectacular que acostumbra y más parecido a un conjunto acomodado y reservón que sucumbía a las acometidas impulsivas de, los rojiblancos.En realidad el Athletic era lo más parecido a un equipo de Heynckes y el Tenerife un remedo de las virtudes que el técnico alemán imprime a sus e quipos. El discípulo Jose Mari Amorrortu interiorizó mejor las enseñanzas del partido y exhibió mayor atrevimiento para solventar una difícil encomienda: opuso el equipo más osado posible para recibir al conjunto más exultante del campeonato en los desplazamientos. Una cuestión de carácter que acabó por conducir al Tenerife a los infiernos.
Amorrortu convino el riesgo de su estrategia, tres delanteros, con una presión agobiante que anuló el pretendido ritmo del Tenerife. Minuto a minuto la solvencia defensiva de los rojiblancos y la presión en el centro del campo condenó al equipo insular a la cueva, enseñándole el cariz del partido convertido en una disputa muscular combinada con ejercicios de calidad a la que el Athletic nunca perdió la cara.
El dibujo de Heynckes se traspapeló. Aguilera y Hapal, las flechas del Tenerife, apenas dispusieron de un par de metros para dibujar sus habituales correrías. Cumplida la tarea, es decir, sabotear el abastecimiento ofensivo del Tenerife, el Athletic encontró el manantial en una jugada inteligente de Valverde tras un rechace de Ojeda.
El segundo gol fue un homenaje del Athletic a Heynckes. Guerrero, su descubrimiento, abrió a la banda y ValIverde, la chispa, templó el balón al punto de penalti, donde Ziganda, su argumento, cabeceó en plancha. Era como si San Mamés volviera la cabeza dos años atrás porque tal sencillez y tal ejercicio de precisión era lo habitual en aquel equipo dirigido por el técnico alemán y ahora recuperado por la inteligencia de Amorrortu.
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