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Los 'asesinos' de los dos taxistas se enfrentan a 128 años de cárcel

El fiscal solicita un total de 128 años de cárcel para las dos personas acusadas de asesinar a dos taxistas madrileños en la madrugada del 21 de noviembre de 1994. Fueron asesinados con sendos disparos en la cabeza "sin mediar palabra, inopinadamente", afirma el fiscal en su escrito de acusación. Y todo por una simple rapiña. Entre ambas muertes sólo mediaron 60 minutos. El doble crimen, ocurrido en pleno centro de la ciudad, y en un perímetro inferior al kilómetro, conmocionó a Madrid. Como protesta, al clarear el día, cientos de taxistas bloquearon la ciudad y provocaron uno de los mayores caos viarios que se recuerdan en la ciudad.En su escrito de acusación provisional, el fiscal cita a 10 personas para que declaren como testigos en el juicio, que se celebrará en la Audiencia de Madrid después de que las partes entreguen sus respectivas calificaciones de hechos. Los dos acusados son Rachid Moufraj -un inmigrante marroquí de 25 años que utilizaba cinco nombres distintos- y Abdselan Kayat -argelino, de 31 años-. Desde su llegada a España, Kayat empleó al menos 12 filiaciones distintas. Kayat, también llamado Alí Hassan Mohamed, tiene antecedentes penales: antes de participar, presuntamente, en el doble crimen de los taxistas, fue condenado a tres años de prisión por un delito de lesiones. Rachid también tiene antecedentes por robo y tráfico de drogas.

Por el doble crimen, el fiscal acusa ahora a Rachid de dos delitos de robo con homicidio y de otro de tenencia ilícita de armas y le pide 65 años de prisión. Para Kayat reclama 63 años de cárcel. Relata el acusador en su escrito que perpetraron ambos crímenes "de mutuo acuerdo", y que lo hicieron para obtener "un beneficio injusto", es decir, la rapiña: sólo consiguieron 5.000 pesetas. También despeja el ministerio público la incertidumbre sobre quién de los dos apretó el gatillo sobre los taxistas Felipe García Fernández, de 51 años, y Federico García Nogal, de 48, ambos casados y con hijos. Fue Abdeslan Kayat, y no, como en un primer momento apuntaron fuentes policiales, Rachid Moufraj, a la sazón de 24 años.

Tras la alarma ciudadana que generó la muerte de dos taxistas en una sola noche y el posterior bloqueo de la circulación, la policía movilizó a gran parte de sus efectivos. Y detectó las huellas de Rachid en al menos uno de los vehículos. Como estaba fichado, le detuvo en cuestión de horas en la plaza de Santa Ana, donde solía vender hachís.

Los dos acusados se hallan ahora en la cárcel de Valdemoro a la espera del juicio. Rachid, que ha encomendado su defensa al letrado José Emilio Rodríguez Meriéndez, sostiene que él no efectuó ningún disparo, y que sólo acompañó a Kayat durante el primer crimen pero no en el segundo. "Iba harto de pastillas y alcohol", confiesa Rachid. También dice que el disparo fue una sorpresa para él, pues desconocía que Kayat llevase encima la pistola.

Relato del fiscal

El fiscal resalta que Abdselan Kayat disparó en la cabeza a sus victímas "sin mediar palabra"

Los crímenes, según el fiscal, se sucedieron de la siguiente forma: Rachid y Kayat, sobre las cero horas del 21 de noviembre de 1994, solicitaron los servicios del taxi que conducía aquella noche Felipe García Fernández. Ambos ocuparon los asientos traseros, y pidieron ser trasladados a la calle de Rodas. Cuando pasaban por la calle de Peña de Francia ordenaron a Felipe García que parase el vehículo. Entonces Kayat sacó la pistola, diseñada para cartuchos de gas, pero modificada para disparar cartuchos de 6,5 milímetros armados con bala, y sin más advertencia o amenaza, de forma súbita e inopinada, disparó a la cabeza de Felipe García, en la región occipital. El proyectil quedó alojado en la masa encefálica. El taxista murió al instante. Le quitaron la recaudación, el reloj, un bolso bandolera y el radiocasete del vehículo y huyeron.A continuación, según el escrito del fiscal, ambos fueron al domicilio de Kayat, cercano al lugar del crimen, y se cambiaron parte de la ropa, manchada de sangre, y volvieron a la calle. Tomaron varias copas, y sobre la una de la madrugada pararon otro taxi, conducido por Federico García Nogal, a quien pidieron que les llevase también a la calle de Rodas.

A la altura de la calle de Sombrerería le ordenaron que parase. "Sin ni siquiera darle tiempo a parar el contador, de forma totalmente sorpresiva, Kayat disparó a la cabeza del conductor". Fue en la región mandibular. La bala penetró hasta el lóbulo occipital derecho. También murió de forma casi instantánea. Le desvalijaron y huyeron.

A la mañana siguiente, la conmoción fue total en Madrid. Miles de taxistas madrileños taponaron los accesos y el centro de la ciudad, mientras que la policía movilizaba a todos sus efectivos disponibles para buscar a los criminales. La detención de Rachid se produjo pocas horas después; la de Kayat, en cambio, se produjo días después y fue fruto de una auténtica casualidad.

Al llegar al despacho del juez, Rachid comentó: "¿Qué le ha dicho el que iba conmigo en el taxi?" "¿A quién se refiere usted?", preguntó el juez con asombro. Fue cuando Rachid facilitó el nombre de su acompañante. Resulta que Rachid había visto a Kayat horas antes en los calabozos de la plaza de Castilla y creyó que estaba allí por igual motivo que él y que el juez ya había interrogado a Kayat. Pero Kayat no estaba allí por el doble crimen, sino por tráfico de drogas.

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