El año del trébol
El Panathinaikos vive su mejor momento: campeón de la Copa de Europa de baloncesto y a un paso de la final de fútbol
Atenas lleva dos semanas coloreada de verde y blanco. El trébol verde, símbolo del equipo, florece por todas partes en la ciudad milenaria. Hace 15 días, el Panathinaikos, división fútbol, vencía a domicilio al campeón vigente, el poderoso Ajax de Amsterdam. Esta semana, en su estadio Oaka, el Panathinaikos puede rematar la faena y clasificarse para la final de la Copa de Europa, por segunda vez en su historia (la primera vez fue en 1971 y perdió en Londres frente al Ajax de Cruyff por 2-0). No obstante, en su último partido de Liga, de la que es líder, salió malparado y tres de sus defensas, Klitzakis, Ouzounidis y Markos, pueden perderse el partido de vuelta.La pasada semana, Jueves Santo en la Semana Santa ortodoxa, el Panathinaikos, división baloncesto, se proclamó campeón de Europa -de forma controvertida- por primera vez en su historia. Con el título de Copa de Grecia de baloncesto ya conseguido y campeones hasta en voleibol, éste puede ser, sin duda, el año del club del trébol verde. Un club singular y que despierta pasiones a lo largo y ancho del mundo.
Panathinaikos está formado por dos sociedades anónimas independientes entre sí y sin ninguna jerarquía por encima de ellas. La sociedad de baloncesto (TAK) está dirigida por Pavios Yannakopoulos, un empresario farmacéutico que hace 10 años se hizo cargo del club de baloncesto. Hace cinco temporadas, ante el crecimiento del baloncesto de clubes en Grecia, decidió invertir cuantiosas sumas de dinero en su equipo para intentar desnivelar el poderío ejercido por los clubes de Salónica (PAOK y Aris). Llegaron los contratos estratosféricos y las inversiones espectaculares. El presupuesto de la sociedad TAK para esta temporada ronda los 2.500 millones de pesetas. La transparencia fiscal de esas sumas es muy relativa y ese hecho, por encima de posibles destinos tortuosos apuntados en los últimos días, constituye un agravio comparativo con relación a clubes de otras ligas europeas, sometidos a un control fiscal exhaustivo. Sobre esa base financiera de relativa opacidad fiscal, Yannakopoulos ha construido un equipo poderoso. Contrató a Maljkovic como técnico, pagándole un suculento anticipo y una suculenta nómina. El objetivo era la Liga Europea y el técnico serbio la ha conseguido. Contrató a Wilkins (400 millones de pesetas netos por temporada) para que le consiguiera triunfos y atrayera al público a su impresionante cancha del complejo Oaka -20.000 espectadores- y también ha cumplido sus objetivos. Mantiene, además, intactas sus aspiraciones a conseguir el tercer título de esta temporada: la Liga griega. En medio de tanta euforia, Yannakopoulos habla de traspasos increíbles: Charles Barkley y Dino Radja para sustituir a Wilkins y Vrankovic. Los aficionados sueñan con una saga victoriosa. El primer gran triunfo de su equipo, a nivel europeo, se ha vivido en Atenas con la pasión habitual. Cien mil personas celebraron la victoria de sus héroes de París en la plaza ateniense de Omonia y otros 70.000 en el estadio Oaka.
La otra división del club -fútbol- vive, también, momentos de gloria. La sociedad PAE es la compañía que dirige el club de fútbol. Su presidente es Giorgios Vardinoyanis, un empresario multimillonario dedicado, a negocios diversos que incluyen petróleo, barcos de carga, construcciones inmobiliarias y centros comerciales. Vardinoyanis ha invertido otros 2.500 millones en su club. La esposa del presidente ha abierto, además, una cadena de tiendas que se dedican a vender mercaderías del Panathinaikos y que, obviamente, han incrementado las ventas de forma espectacular. El club de fútbol tiene un entrenador de origen argentino, nacionalizado griego, Juan Ramón Rocha, y un plantel de jugadores que están tocando con la punta de los dedos la final de Roma, presumiblemente frente a la Juventus de Turín. Si disputara la final, Panathinaikos sería el primer club europeo en disputar la final de baloncesto y fútbol el mismo año.
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