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Kentucky cumple el pronóstico

El equipo de Pitino ganó a Syracuse la final universitaria de EE UU

Kentucky, uno de los imperios del baloncesto universitario, conquistó ayer la final de la NCAA frente a Syracuse (76-67) en un encuentro vibrante entre dos equipos de estilos contrarios. El huracanado juego de Kentucky derribó finalmente la resistencia de Syracuse, que sufrió las consecuencias de la fatiga, provocada por su escasez de jugadores. El título es el primero de Kentucky en los últimos veinte años y el primero de Rick Pitino, su prestigioso entrenador.Los pronósticos se cumplieron, aunque Syracuse salió del partido con orgullo. Sostenidos por John Wallace, que anotó 29 puntos y diez rebotes, los jugadores de Syracuse dieron los máximos problemas a sus rivales. Incluso cuando Kentucky parecía ponía terreno de por medio, con diferencias superiores a los diez puntos, Syracuse volvía a recortarlas con un juego lleno de convicción. Pero la fogosa defensa individual de Kentucky provocó el agotamiento de varios de los jugadores de Jim Boeheim, cuya reputación como entrenador se ha invertido después de este torneo. Acostumbrado a escuchar voces críticas sobre su trabajo, Boeheim ha encontrado esta vez el respeto y la admiración de sus colegas y de los analistas. Con un equipo que no figuraba entre los mejores 40 en la previa de la temporada, Boeheim llevó a Syracuse hasta la final y metió en graves apuros al favorito indiscutible en el último partido.

Aunque la defensa de Kentucky fue decisiva en el triunfo, hubo algunos jugadores determinantes. El escolta Tony Delk anotó 24 puntos, con una serie de 7 de 10 triples. Pero tan importante fue la aportación de Ron Mercer, un jugador de 19 años que cumple su primera temporada en Kentucky. Mercer consiguió 20 puntos, casi todos en tiros triples y en momentos en los que Syracuse recortaba su desventaja. Como ocurrió en la semifinal frente a Massachusetts, los jugadores de Kentucky impidieron cualquier posibilidad de invertir el resultado. Contestaron cada canasta de Syracuse e hicieron valer su superior condición física, gracias a la rotación de 10 hombres que dispuso Pitino.

El técnico ganador, que comenzó su carrera de entrenador como ayudante de Boeheim en Syracuse, manifestó que era el día más dulce de su vida. En su séptima temporada en Kentucky consiguió levantar hasta la cima del baloncesto universitario a un programa que había quedado destruido por problemas de corrupción en el reclutamiento de jugadores. Pitino regeneró el programa, se convirtió en un héroe en el estado de Kentucky y por último obtuvo el sexto título para la universidad que más partidos ha ganado en la historia del baloncesto.

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