Novelista con pijama unisexo
Sampedro narra sus días de paciente en el aniversario del hospital, de Getafe
¿Quién ha dicho que los hospitales son recintos tenebrosos y hostiles? El novelista José Luis Sampedro, de 79 años, lo negó ayer de forma categórica. "Es más, casi preferiría vivir en uno antes que en un hotel", llegó a decir. "Estás en manos de unos señores que libran la batalla y tú no tienes que preocuparte por nada. Sólo disfrutar de algo tan mágico como respirar".
Sampedro, hablaba con conocimiento de causa. El año pasado, una endocarditis infecciosa -afección de la capa interna del corazón- le tuvo contra las cuerdas. El equipo del doctor Fuster, en el neoyorquino Monte Sinaí, lo sacó adelante. A él y al cantante Carlos Cano, con el que coincidió en tan delicados momentos.
Son vivencias que Sampedro recoge en Fronteras (Alfaguara) y que ayer recreó en el hospital universitario de Getafe (144.600 habitantes) con motivo del quinto aniversario del centro. Los facultativos escucharon con gesto complacido sus parabienes hacia la clase médica. Y descubrieron, qué cosas, que un hospital da mucho juego en la imaginación de un novelista. "Estando más o menos sano es un lugar muy liberador", confesó Sampedro, que hace 30 años situó las últimas escenas de su Octubre, octubre en los últimos pisos del Doce de Octubre.
Eso sí: en su calidad de usuario, el escritor se permitió apuntar algunas sugerencias. Sin ira, pero con guasa. Lo de los pijamas, por ejemplo, le tenía frito. "El mío se anudaba con tres cordones", reveló, "y aun así me sobraba tela". "Al final me explicaron que los pijamas eran unisexo y había que dejar sitio para los pechos de las señoras. Y como en Estados Unidos hay muchas señoras gordas..."
Son incordios inevitables, claro. Como lo del papeleo a la hora del ingreso. Sampedro confesaba que firma, obediente, todo lo que le ponen delante, pero imploró: "No sé, ¿no se podría reducir?". Y Javier Elola, director provincial del Insalud, le miraba entre divertido y horrorizado.
Elola aprovechó la efeméride para piropear al hospital getafense como "el mejor de Madrid". "Recientemente visitó este centro una delegación danesa", desveló, "porque querían aplicar en su país una organización como la nuestra". Pero a Elola le esperan unos meses complicados. Ante la saturación del Severo Ochoa de Leganés, Fuenlabrada ya ha solicitado que sus pacientes sean atendidos en Getafe. "Y lo estamos estudiando", admitió. El cambio no será sencillo, porque a la población que cubre el centro -250.000 personas- habría que sumarle temporalmente 155.000 fuenlabreños. No queda mucho donde elegir: las 526 camas de Getafe suponen casi el doble que las disponibles en el Severo Ochoa.
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