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El servicio secreto israelí, acusado de incompetencia por el asesinato de Rabin

La ineptitud ha sido oficialmente asociada a los otrora legendarios servicios de seguridad israelíes que fueron incapaces de prever, y mucho menos impedir, el asesinato del primer ministro Isaac Rabin. Según el informe de la comisión estatal que investigó las circunstancias de ese crimen, el Shin Bet no sólo fracasó en su misión de proteger a Rabin, sino que lo expuso a "riesgos graves" e ignoró todas las adevertencias en torno a la existencia de una conjura para asesinarlo.

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El informe, que fue presentado al Gobierno al día siguiente de que un tribunal de Tel Aviv condenara a cadena perpetua al estudiante judío Yigal Amir, de 25 años, tras declararlo culpable del magnicidio, contiene las más severas críticas en la historia del Shin Bet y declara a su ex jefe Carmi Gilón directamente responsable del fracaso de los aparatos de seguridad. Gilón, que renunció poco después del asesinato del 4 de noviembre, fue reemplazado por el ex comandante de la Marina Ami Ayalón.La comisión de tres miembros entrevistó a 72 testigos y publicó sus conclusiones en un documento de 214 páginas, así como un apéndice secreto de 118 dedicado a los métodos del Shin Bet. El informe final señala que el Shin Bet no hizo nada a pesar de que poseía abundante información sobre crecientes amenazas contra el primer ministro. Rabin, tras la firma del acuerdo de paz con los palestinos en 1993, se convirtió en blanco favorito de los implacables militantes de la derecha religiosa, que lo tildaron de traidor.

"El Shin Bet no hizo lo suficiente para adaptar sus métodos de protección a los nuevos riesgos a fin de hacer frente a las amenazas ni se aseguró de que los agentes destacados para proteger a altas personalidades comprendieran la gravedad de esas amenazas", dice el informe, anotando que los métodos para proteger a Rabin eran "nada razonables y expusieron al primer ministro a graves riesgos".

Analistas israelíes coinciden en señalar que el más grave error fue creer que el primer ministro no podía ser blanco de ataques judíos. Subestimar la amenaza de la furibunda derecha judía fue un importante factor que permitió a Yigal Amir acercarse a Rabin y dispararle tres tiros a quemarropa.

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