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Pulso entre la banca y las constructoras para hacerse con el control de la crisis de Huarte

La crisis de Huarte se ha convertido en un Pulso entre la banca acreedora -encabezada por el BCH, Argentaria y Caixa de Catalunya- y los cinco grandes grupos constructores, FCC, Dragados, Ferrovial-Agroman, Cubiertas-Entrecanales y OCP-Auxini. Los primeros quieren que el impacto de los 39.369 millones que Huarte debe a las entidades, financieras tenga el menor coste posible en su cuenta de resultados. Incluso han sugerido a las grandes constructoras que se impliquen en la crisis y permitan mantener Huarte a flote. Estas, a pesar de que han accedido a estudiar con detalle el balance de la empresa en crisis, son más partidarias, al menos de momento, de una "liquidación ordenada".

La mayor suspensión de pagos en la historia de una constructora española (pasivo de 108.237 milones de pesetas y activo de 109.261) ha convulsionado no sólo a su sector, sino también al financiero. Los 39.369 millones de deuda que la constructora mantiene con bancos y cajas se han convertido en uno de los principales dolores de cabeza de los responsables de los bancos y cajas de ahorro afectados por la crisis, especialmente de BCH (más de 10.000 millones de riesgo), Caixa de Catalunya (más de 3.500), Argentaria (más de 3.500), la Caixa del Penedes (más de 3.000 millones) o el Banco Atlántico (más de 2.000 millones)."Cierto es que gran parte de estas deudas tienen garantía hipotecaria, pero no lo es menos que un expediente de suspensión de pagos tan ajustado como éste puede deslizarse hacia la quiebra, con lo cual podría entrar en funcionamiento la retrocesión, una Figura que implicaría la desaparición de las garantías hipotecarias", relatan fuentes financieras relacionadas con la suspensión.

. Esta hipótesis, "extrema pero posible", conllevaría dificultades de diferente alcance para la cuenta de resultados de BCH, en el año de su despegue; Caixa de Catalunya y Atlántico, en un momento en el que la primera está en proceso de comprar el segundo; Argentaría, con la perspectiva de la privatización del último 25% que quedará en manos del Estado después de la OPV que hay en curso; o Caixa del Pénedés, una sólida pero pequeña entidad catalana.Este riesgo global ha provocado que la banca acreedora haya movido sus piezas con las principales constructoras, invitándolas a participar en la búsqueda de una solución -bien conjunta, bien individual-, para salvar Huarte. El mensaje se ha dirigido a los cinco grandes grupos (FCC, Dragados, Ferrovial-Agroman, Entrecanales-Cubiertas y OCP-Auxini), según confirman fuentes empresariales. No se debe olvidar que banca y constructoras tienen una larga tradición de cooperación, que llega a ser incluso de participaciones cruzadas (el BCH controla Dragados y el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, es un accionista destacado de la entidad que preside Jose María Amusátegui). De momento, la respuesta de las constructoras ha sido escuchar y comprometerse, unas con más entusiasmo que otras, a estudiar detalladamente los balances de la empresa en suspensión de pagos.

No obstante, la impresión generalizada dentro de las grandes constructoras es que la solución ideal para Huarte es una "liquidación ordenada". De hecho, los cinco ya tienen sobre la mesa un esquema para ponerla en práctica. El proceso, que sería dirigido por un equipo gerente consensuado con el juez de la suspensión, consistiría en el reparto de la cartera obra por obra. La entidad adjudicataria se comprometería a llevarse la plantilla y los proveedores correspondientes y a negociar con ellos, con lo cual se salvarían en parte ambos.

Los activos restantes se venderían, logrando unos fondos destinados al pago de obligacionistas y banca acreedora, que serían los más seriamente perjudicados. Este esquema es frontalmente contestado por las entidades financieras. "Es un disparate", aseguran.

Sin embargo, en este puzzle hay más piezas, como el principal accionista de Huarte, Constructora San José. Su planteamiento es claro: es la única entidad que ha aportado dinero contante y sonante desde que estalló la crisis (2.500 millones) y que tan sólo saldrá de la empresa si recupera su aportación y sus correspondientes intereses. "La banca acreedora que nos trajo es la que debe, ahora, resolver el futuro de la sociedad", sentencian fuentes de Constructora San José.

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