La identidad de los jefes de los servicios secretos israelíes deja de ser secreta

Una caricatura publicada ayer por el diario popular Yedioth Aharonoth, muestra a los jefes de los dos servicios secretos israelíes, el Mosad. y el Shin Beth, ensayando muecas para ocultar su identidad. Pero es inútil. Todo el mundo conoce ya su nombre y su cara, reproducidos en todos los periódicos.Hasta.hace poco eran secretos muy bien guardados para no poner en peligro su vida y facilitar sus desplazamientos discretos en el extranjero. Un argumento no del todo convincente. Los primeros ministros de Israel , desde Golda Meir a Simón Peres, han viajado con frecuencia de forma secreta Fiara encontrarse, sin que trascendiera, incluso con dirigentes árabes.En los años cincuenta, sesenta y setenta, cuando la población de Israel no, pasaba de los dos millones, los nombres de los jefes del Shin Beth y el Mosad eran conocidos por la mayoría de la gente. Como el de Iser Harel, que acumuló a finales de los cincuenta la dirección de los dos servicios secretos y organizó la captura de Adolf Eichmann, el criminal de guerra nazi. En los años que siguieron, la identidad de estos superagentes fue, de manera regular, revelada por los medios de comunicación extranjeros. Sólo los israelíes se veían sometidos en esta cuestión a la censura militar.Hoy, por vez primera, el nombre del nuevo jefe del Shin Beth, el ex almirante Ami Ayalon, y el del próximo jefe del Mosad, el general Dani Yatom, han sido publicados por la prensa, la radio y la televisión locales, incluso antes de que su nombramiento fuera oficial. ¿Es un precedente? "No", dice la respuesta oficial. "Es una excepción lamentable que no volverá a producirse".El Gobierno israelí quiere perpetuar esta regla de secreto, copiada, en 1948, de los británicos (que después la abandonaron) y que se esfuerza en vano por enmudecer a los periódicos. Y eso en la época de la aldea global de Internet, en la que todo es público.

`Nuestros líderes, que aparecen cada día en la pequeña pantalla, ignoran el papel de los medios de comunicación modernos", escribe un éditorialista del diario Haaretz.