_
_
_
_
Entrevista:NUEVO MAPA POLÍTICOJosep Antoni Duran Lleida Presidente del comité de gobierno de Unió Democrática de Catalunya

"La investidura no puede llegar a la cuarta o quinta votación"

Josep Antoni Duran Lleida es partidario de acelerar las negociaciones con el PP para evitar que la investidura se retrase demasiado.Pregunta. ¿La entrevista entre Jordi Pujol y José María Aznar ha despejado de nubes el horizonte del acuerdo?

Respuesta. Era necesaria, y como tal útil para comenzar un proceso de negociación más concreto. Desde esta perspectiva ayuda a comenzar una parte que puede considerarse definitiva y que no debería alargarse en exceso.

P. Los elogios de Aznar a Pujol, a quien trató incluso, en contra de su costumbre, de president, ¿forman parte de esa política de gestos que ustedes esperan?

R. Creo que sí, que hay gestos, y éste es uno, del PP. Son declaraciones de intenciones y de voluntades que yo tengo la obligación y la responsabilidad de valorar positivamente. Pero a continuación debo hacer dos observaciones: la misma modulación de los gestos es importante: no podemos caer en una exageración; y los gestos por sí mismos son insuficientes, sin dejar de considerarlos muy positivos.

Más información
El nuevo modelo de financiación exige consenso, dice Rato
El pacto fiscal que sugiere CiU está poco definido y su constitucionalidad debe confirmarse, advierten los expertos
El Institut d'Estudis Catalans pide a Pujol que exija la unidad del catalán
Chaves, Bono Rodríguez Ibarra dicen que deben ser consultados
El PNV exige al PP la culminación del Estatuto de Gernika
43 peticiones de traspasos en tres folios apretados

P. ¿La entrevista ha sido positiva porque ha abierto la puerta a un posible acuerdo?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. A un acuerdo, no. A una negociación franca y abierta, sí, evidentemente. Ahora esto debemos hilvanarlo en los próximos días y ver si es viable o no. Mi opinión., es que hemos de hacerlo cuanto más pronto mejor, pero tenemos menos tiempo del que necesitamos. El presupuesto de 1997, básico para la Unión Monetaria, debería empezar a elaborarse desde ahora mismo. Yo no participo de esta idea de Felipe González de que esto se puede alargar hasta finales de mayo. Eso puede justificarse en interés de partido, pero no en el interés común, que exige que haya fumata blanca, o que no la haya y que expliquemos entonces a los ciudadanos que, a pesar de haberlo intentado, no ha sido posible. No se puede abordar nuestra participación por segunda vez en la gobernabilidad de la misma forma que con el partido socialista. No sólo porque el PP es diferente del PSOE, sino porque hemos de cuidar muchos aspectos de fondo y formales. Hemos de hacer que sea comprendido por la mayoría de los ciudadanos de España, y esto requiere tiempo.

P. Pero, Pujol también tenía la percepción de que la investidura podía esperar.

R. No creo que el presidente participe de esa idea de alargar la investidura hasta finales de mayo. En cualquier caso, yo no soy portavoz del presidente. El país está expectante y le interesa saber si hay o no fumata blanca. Y desde la perspectiva del interés general, de partido y de la dignidad de quien debe ser futuro Gobierno, a nadie le gustaría ser investido porque 20 diputados se van al lavabo o que esta investidura salga a la cuarta o a la quinta votación. Un país serio exige ahorrar el tiempo que se pueda.

P. ¿Sigue siendo verdad la premisa de que la responsabilidad debe ser compartida y CiU no quiere quedarse sola facilitando la investidura?

R. La observación sigue siendo cierta, pero eje llamamiento a la corresponsabilización, hoy por hoy, tiene una clara respuesta del principal partido de la oposición, el PSOE, que no piensa abstenerse. Una cosa es que siga siendo válido nuestro llamamiento a la corresponsabilización y otra que tengamos constancia inequívoca de la posición del partido socialista. Todos coinciden en que no debe haber nuevas elecciones, pero para evitarlo sólo se piensa en CiU. No aceptamos esta responsabilidad y en función de ello pedimos la corresponsabilización. Pese a esto, nosotros no renunciaremos a cumplir nuestra obligación, que es la de intentar aprovechar el diálogo para ver si existen o no las circunstancias para garantizar esta investidura y una corresponsabilización parlamentaria.

P. Las declaraciones de dirigentes socialistas alertando del riesgo de que- Aznar ceda demasiado, ¿no favorecen el acuerdo, al ponerse los socialistas al mismo nivel que se puso el PP?

R. Estas declaraciones diluyen la agresividad del PP respecto a nuestra participación en la política española en los últimos tiempos y a la utilización de una pretendida insolidaridad para provocar enfrentamientos territoriales. Teníamos más precauciones para pactar con el PP que con el partido socialista, pero ahora éste nos demuestra que 48 horas después de perder la necesidad de contar con nosotros utiliza exactamente los mismos argumentos. Y esto es triste, porque una de las asignaturas pendientes de España es aceptar de una vez por todas su pluralidad lingüística, cultura] y nacional y que aquí no hay voluntad de enfrentamiento ni insolidaridad. Estos días he dicho que estamos ante la posibilidad de abrir un acuerdo histórico con el centro derecha, como antes lo hicimos con la izquierda, para que ni uno ni otra puedan utilizar jamás el enfrentamiento territorial como argumento. Que ahora salgan algunos dirigentes socialistas y desmonten esta teoría es profundamente preocupante.

P. ¿Un cambio de política del PP será suficiente para que las bases de CiU acepten un acuerdo?

R. Primero hay un requisito necesario: que el acuerdo suponga un vuelco en la política autonómica del PP, su reconocimiento de la pluralidad de España y del hecho diferencial catalán y el desarrollo del Estatuto. Pero seguramente, en algún caso, esto será insuficiente y habrá una falta de fe a pesar de que se pueda tocar con los dedos, porque necesitarán ver cómo se cumplen los acuerdos. Tendremos, necesariamente, que hacer muchos esfuerzos para poder convencer a muchos militantes. Pero esta es la responsabilidad del dirigente político: intentar, por mucho que cueste, explicar y convencer a las bases de aquello que en aquel momento es responsablemente obligado hacer.

P. ¿Comparte usted la opinión de que esta será una legislatura difícil y que no durará más de dos años, hasta que se concrete la unidad monetaria europea?

R. Evidentemente, será una legislatura muy dificil, porque las decisiones que se deberán tomar lo serán, porque muchas de ellas tendrán un impacto social, porque deberíamos contar, teóricamente, con la corresponsabilización del PSOE en temas como el de las. pensiones. El partido socialista también firmó el Pacto de Toledo y por tanto debería renunciar a utilizar los posibles e hipotéticos sacrificios sociales contra el Gobierno que los aplique. Teóricamente, porque en la práctica ya vemos cómo están reaccionando en el aspecto de la pluralidad de España. Ahora bien, reconocidas las dificultades, me cuesta empezar una legislatura diciendo que es, precaria, que durará poco tiempo y que dentro de poco, elecciones. Hemos de transmitir a los ciudadanos y a los agentes económicos que haremos los esfuerzos necesarios para que dure o máximo. Si luego no es posible, ya explicaremos por qué. No pasa nada si la legislatura no se agota. Hay ejemplos en muchos países y nosotros mismos salimos de una legislatura no terminada.

P. ¿Se comprometerán algún día los nacionalistas entrando en un Gobierno español? ¿En qué circunstancias?

R. A mí me gustaría muchísimo. Y a continuación, rápidamente, para que nadie diga que Duran quiere ser ministro -y lo digo desde la autoridad moral de quien no tiene cargo público ni lo persigue-, añado que entrar en un Gobierno de coalición significaría tanto como tener bien resuelta la realidad plurinacional, cultural, lingüística de España. Que no fuera esa, la razón para desconfiar de participar en un Gobierno. Como nacionalista, no soy contrario a la participación del Gobierno de España. Cataluña tiene dos posibilidades: o juega la carta de la independencia, que creo que hoy es inviable, o tiene muy en cuenta que forma parte de una realidad de Estado. Un nacionalista debe desear que se respete la pluralidad nacional, pero lo que no puede hacer es tener el corazón con el secesionismo y la razón con la carta de jugar en política de Estado.

P. ¿No les crea incomodidad ser la única bisagra posible?

R. Históricamente, el nacionalismo catalán, en términos muy generales, ha hecho suya la idea de participar en la gobernabilidad. Pero también es verdad que cuando ha llegado la hora le han temblado las piernas, porque no deja de ser una decisión incómoda. Sí, acepto que hay ese cierto temblor de piernas, porque la decisión es importante, sobre todo cuando se repite en menos de tres años. Pero es la gran oportunidad para el catalanismo y para España, porque el catalanismo político tiene muchos elementos de interés para el común de la ciudadana española.

P. ¿Es partidario de un pacto fiscal con el Estado que ceda a las autonomías un tramo del IRPF?

R. Sin rechazar la continuación del actual sistema mejorado, me inclino por otro alternativo que se define por ese concepto de pacto fiscal que configure una fórmula próxima al concierto, y basado en la autonomía financiera, la capacidad normativa y la recaudación directa a través de una agencia propia de recaudación. Esa fórmula implicaría participar en un fondo de solidaridad y la existencia de un cupo para el Estado, que puede ser positivo o negativo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_